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¡De La Cuesta se va por la puerta grande! Botero llega por la puerta de la duda…

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Semana agitada vivimos los hinchas de Atlético Nacional. Por un lado, el equipo retomó el puesto al que está acostumbrado y es líder sólido de la Liga Águila. Y, de otro lado, tuvimos un fuerte remezón con la renuncia del presidente Juan Carlos De La Cuesta y el nombramiento de Andrés Botero.

Que se va por temas personales, que quiere buscar otros proyectos, que estaba aburrido. Ante todo lo que dijeron sobre los motivos de la renuncia (desde Nacional, desde el mismo De La Cuesta), no les creo. Acá pasó algo que no estaba planeado y hubo otras razones. No soy quién para andar husmeando dentro de las entrañas de Nacional pero la hinchada a veces olvida algo: Atlético Nacional es una empresa y pertenece a un dueño que es la Organización Ardila Lulle. Como tal, las cosas se manejan como en las grandes empresas: sacan gente sin anestesia, llega otra de igual forma, importan son las cifras y los resultados, y es prioridad el bien de la compañía. Ahí, como pasa en casi todas las grandes compañías, prima la fría pero real sentencia que indica que: “Las personas pasan y las instituciones perduran”. Y eso es lo que ha pasado con De La Cuesta y pasó y pasará con más gente y ahí se mantiene firme el escudo verdolaga.

Pero por más que las personas van y vienen hay algunas que dejan una huella imborrable por su gestión, por su carisma, por sus grandes logros. Y ese es el caso de Juan Carlos De La Cuesta. A mí no me importa que estén diciendo que el sale por algo que no “se sabe”, que los rumores dicen que Juan Pablo Ángel tuvo que ver en la situación, que ya nadie se entendía con el presidente o que no tenía poder ante los dueños. Chismes y chismes que flotan y afloran en esta coyuntura. Yo, mejor, me quedo con lo que hizo y con el dolor que causa su renuncia.

Sin duda es el presidente más importante en los 70 años de historia de Atlético Nacional. Bajo su gestión, que tuvo altas y bajas, demostró la capacidad de aguantar duros momentos del club (puestos bajos en la tabla, cero participaciones internacionales, ausencia de títulos, crisis con técnicos, jugadores e hinchada. Todo el menú de un equipo como Nacional al que se le exige siempre ganar), pero tuvo temple, carácter, humildad, paciencia y eso lo llevó a la eficiencia.

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La historia dicta que bajo el mandato de Juan Carlos De La Cuesta el cuadro verde logró el título de la Copa Libertadores de 2016, cinco ligas, tres copas Colombia y dos Superligas. Este paisa llegó al club como gerente administrativo y financiero y en poco tiempo fue ascendido a presidente. Conocía de cabo a rabo el mundo Atlético Nacional.  A lo anterior súmele la consolidación de la sede deportiva, la creación del Centro de Alto Rendimiento, la venta de jugadores de la cantera que dejaron plata en las arcas del equipo, y, lo que le gusta a todo dueño de una empresa: ganancias millonarias.

Y de ñapa, tomo el dato de un tuitero: “En 7 años y medio de gestión, De La Cuesta ganó más títulos que Millonarios en los últimos 55 años, América en 32 y el DIM en toda su historia”.

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Ante los ojos del hincha del común como usted, amable lector, o yo, no hay nada que reprocharle a la labor de Juan Carlos De La Cuesta. Es, sin duda, el mejor presidente que ha tenido el club. Un hombre con el escudo de Nacional tatuado del lado del corazón. Agradecimiento eterno para él

Pero el sol tiene que salir de nuevo y hoy tenemos a Andrés Botero como nueva cabeza de Atlético Nacional. Un hombre entrado en años (tiene 71), lleno de experiencia, tiene una hoja de vida envidiable. Por preparación, lo tiene todo para este cargo.  Es políglota, ingeniero mecánico de profesión, ex esquiador, motonauta y ex miembro del Comité Olímpico Internacional. Botero es una persona capaz y tuvo mucho que ver en el éxito de Colombia en los dos últimos ciclos olímpicos.

Pero está la duda. La periodista Claudia Morales en su columna de El Espectador plantea una serie de situaciones y una investigación por parte de la Contraloría que tiene el señor Botero. Todo nace de cuando era director de Coldeportes y se dio la coyuntura de los Juegos Nacionales que se iban a llevar a cabo, como sede central, en Ibagué. Todo lo relacionado a esos Juegos (que nunca se pudieron llevar a cabo en esa ciudad porque nunca construyeron los escenarios) fue un desastre. Y Botero estuvo muy cerca de esa situación. Aclaro: no está condenado por nadie, ni por la justicia, pero como lo dice la columna de Morales: “tiene un proceso de responsabilidad fiscal pendiente en la Contraloría General, que consideró que “hubo unas medidas ineficaces e ineficientes del director de Coldeportes de la época (Botero), de los dirigentes municipales y de la gerencia del Imdri. Ya se ha determinado que la administración de los recursos fue ineficiente y antieconómica”.

Este es el link de la columna: http://www.elespectador.com/opinion/el-nuevo-presidente-de-atletico-nacional-columna-687096

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Me cuesta creer que la seriedad en los procesos de selección del personal de la Organización Ardila Lulle (OAL) haya omitido este detalle. Espero de corazón que esto no sea fruto de una decisión apresurada, que hayan evaluado esto antes y lo tengan previsto. Confío mucho en la OAL pero acá hay un tufillo maluco. Quien sea presidente de este club debe ser intachable.

Andrés Botero hasta ahora se va a sentar en el sillón presidencial de la oficina de la sede del club en Itaguí. Creo que hay que esperar el desarrollo de la investigación de la Contraloría y dejarlo trabajar. Le deseo, por el club y su historia, que tenga una gran gestión y como hinchas estaremos atentos a ella y la evaluaremos.

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Pero Botero inicia este trabajo con la duda encima, eso es jarto y aburridor por demás.  Hay que esperar. Eso sí, como primera recomendación le pido encarecidamente que no se refiera, como lo ha venido haciendo en algunas entrevistas, al club como “El Nacional”, es “Nacional”, a secas, o “Atlético Nacional”, el más grande.   

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