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Nuestro capitán adentro de la cancha

No hay que asistir a una charla motivacional de Pep Guardiola ni leer a Mourinho para saber llevar la cinta de capitán en Millonarios.  Ser el capitán del equipo más grande de Colombia no pasa por ser el más antiguo de una plantilla. A Rafael Robayo, R8, lo hemos querido en mayor o menor medida en algún momento, hemos aplaudido su actitud (solo en El Campín, todo hay que aclarar) ha sido el tipo que ha vivido las épocas del arroz con huevo, cuando estábamos por debajo del América de Cali en el promedio, cuando estuvimos a punto de desaparecer en épocas de la administración funesta de Juan Carlos López y la sombra de Luis Augusto García.  El tipo se ha bancado todas las épocas duras de nuestra institución. Si vemos las nóminas de cualquier equipo campeón en el mundo, en cualquier competencia de Liga, Copa Mundo, Champions League, Copa Libertadores, etc se va a encontrar con que el tipo que portaba la cinta de capitán era un auténtico líder.  Dunga en el Brasil del 94, Raúl en Real Madrid, Roy Keane en Manchester United, Xavi Hernández en Barcelona, Maradona y Pasarella en Argentina, Franz Beckenbauer en Alemania 74, Paolo Maldini en el glorioso AC Milan, Tony Adams en Arsenal, Leonardo Astrada y Matias Almeyda en River, Riquelme, Palermo y Bermúdez en Boca, Perfumo en Racing, Verón (padre e hijo) en Estudiantes, Platini y Pirlo en Juventus, Simeone en Atlético de Madrid, Sócrates en Corinthians.....y mil casos más. Varios de ellos en la posición de volante de marca, donde empieza a ordenarse el juego de ataque, donde se saca al equipo, donde se revienta la pelota sin asco si así corresponde, donde se raspa.  Es decir: donde está el equilibrio de un equipo.  La misma zona desde donde hay más cercanía física con el juez central, donde se debe mandar e influir sobre los compañeros, donde se debe impedir que el rival cobre rápido, donde se debe cobrar rápido a favor, donde salen varios cambios de frente y donde un equipo frecuentemente se desdobla en ataque. Pues allí tenemos un grave problema desde hace rato en Millonarios porque en esa zona no hay un líder y quien resulta llamado a serlo llevando la capitanía no lo hace o por lo menos no cómo una parte de la hinchada lo espera.  No es un asunto personal contra Rafael Robayo porque parto de la base de que es un gran tipo, debe ser un gran hijo, padre, esposo, hermano, cuñado, etc.  ni contra su amor por los colores del equipo ni tampoco contra su empatía con un sector de la hinchada. No dudo de su honradez ni de su entereza profesional. Pero hombre, no se trata de ponderar a un ser humano frente a la necesidad de tener un gran capitán.  Rafael Robayo no es un buen capitán, no le sale, no le alcanza, no le da por una serie de razones que no son culpa de él y que el cuerpo técnico si debería ser capaz de tener en blanco y negro. Un capitán no puede ser tibio y tímido. Doy dos (2) muestras de lo que Robayo hizo como capitán en dos momentos claves de partidos:  el primero, contra Junior en Barranquilla en una jugada de falta por izquierda en  la ida de cuartos de final calmando a los jugadores del rival en lugar de separar a su compañero que estaba al filo de la roja.  Y dos, en Bogotá en la vuelta cuando el partido estaba 4-1 Manga Escobar estaba en el lateral de oriental para volver a ingresar, el juez no se percató, Robayo no le decía nada teniéndolo relativamente cerca y fue Andrés Cadavid quien desde su posición de defensa central fue corriendo hasta al lado del árbitro para decirle que dejara ingresar a Manga, dejando su posición descuidada porque el capitán designado no se pellizcó sobre esa situación de manejo de partido. Esos son ejemplos recientes pero que retratan a la perfección la falta de liderazgo adentro de la cancha, cuando el cansancio y la presión afloran sobre el equipo. Un capitán no puede ser trotoncito en los partidos de visitante.  Algo pasa con Rafael Robayo que no sé si es por la presión de la tribuna del rival, por el clima, la humedad, una comprensión equívoca de la instrucción del DT o de condición física. Pero no le he visto un solo partido de visitante en donde demuestre carácter con los rivales y liderazgo con sus compañeros.   Sir Alex Ferguson nunca se sintió intranquilo con Roy Keane en la cancha como su capitán porque le sobraban de ambas cosas y así salían a ganar en cualquier cancha; y a fe que lo hicieron. Para mi una de las decisiones más importantes en la conformación de un equipo pasa por la identificación de líderes en la cancha, claro, técnicamente aptos en sus posiciones porque para troncos pues denme a mi la cinta de capitán.  Pero, ¿quién es capaz de sobrellevar tanta presión como la que se vive con la camiseta de Millonarios y a quien le queda grande el asunto?.  Tampoco es asunto de ser tribunero porque la capitanía es mucho más que ser vitoreado por la hinchada, más bien creo que el asunto se traslada a un escenario de ejemplo para los demás en términos de verdadero liderazgo.   Hay que pedir el balón en el mediocampo con una hinchada hostil y generar contagio de entusiasmo para que el fútbol aparezca y eso no se logra solamente siendo el más antiguo de un plantel.   Hay que saber transmitir calma y cabeza fría en un momentos jodidos, cosa que lamentablemente, no es una cualidad del actual capitán de Millonarios. Entiendo que tiene contrato hasta Diciembre de 2017 y seguramente lo seguiremos viendo como parte de las alternativas de mediocampo a decir por los rumores que indican un jugador nuevo en su posición a partir de Julio de 2016.  Si Robayo siente que desde este humilde blog se le ataca en lo personal no es así.  Si en el siguiente torneo le canta un gol a la tribuna con rabia porque alguien da su opinión de unos hechos ciertos y evidentes que lo haga con toda la bronca que la gana le de. O si declara públicamente sobre su respeto por las palabras de alguien que no le gusta su capitanía pero por dentro se la quiere cobrar, pues entenderé su procesión interna.  Pero, repito: no es personal, no le deseo que lo puteen desde la tribuna ni que se deje de ganar la vida honradamente.  Se trata de Millonarios y de quién debe llevar su cinta de capitán.  Todos los jugadores pasan, la hinchada también sabe de fútbol. --------------------------------- Pd:  He decidido no odiar a alguien por cuenta del fútbol.  Que cada quien cante lo que quiera en un estadio de fútbol pero dar eco a palabras de odio contra alguien porque es hincha de otro equipo diferente al mío, ya no me va.  Siempre desearé que los rivales deportivos más tradicionales pierdan porque eso es inherente a ser hincha de fútbol, pero me mamé de odiar y de la gente que odia.   Pero eso será tema largo de otra entrada.            

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