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Así son las cuentas de los derechos de TV en el fútbol colombiano

Money, it's a gas.  grab that cash with both hands and make a stash.  New car, caviar, four star daydream,  think i'll buy me a football team. 

(Money, single del álbum The dark side of the moon de Pink Floyd, 1973)

(Suena la caja registradora) Un billón de pesos. La cifra quiere decir un millón de millones de pesos; como mil Balotos a la vez, más o menos 330 millones de dólares gracias a la devaluación actual. Eso le van a dejar al fútbol colombiano los derechos de televisión hasta el final del contrato actual en 2021. La cifra parece una chichipatada si se compara con los 7.000 millones de euros que acaba de recibir la Premier por los derechos de TV hasta 2019 (no seamos crueles y hagamos la conversión: no me caben los ceros… y sólo en tres años), pero para nuestro medio es un dineral impresionante... e impresionantemente mal repartido. No hablemos sólo de que la cantidad de dinero que debería entrarle a los equipos tiene que ser mucho más alta (en total, del negocio sólo el 23% (ese billón de pesos) va para el fútbol y el resto se queda en producción y comisiones… sí, lindos apartamentos en Miami señor Correa), hablemos de la democracia del fútbol colombiano que hace que los equipos que prenden televisores reciban lo mismo que los equipos que no ve nadie. Por estatutos de Dimayor, los clubes históricos del país y los que asciendan y se mantengan tres años consecutivos en primera división son considerados de “Categoría A” y entre ellos se reparte el 90% de ese billón de pesos. En total son 23 (Nacional, Junior, Medellín, Santa Fe, Millos, Cali, Bucaramanga, Pereira, América, Equidad, Unión Magdalena, Envigado, Aguilas Doradas, Quindío, Real Cartagena, Once Caldas, Pasto, Tuluá, Cúcuta, Chicó, Tolima, Huila y Patriotas), y desde 2016 se sumará Alianza Petrolera que completará tres temporadas en la A. Los demás son “Categoría B” y entre ellos se reparte el 10% restante. Eso, por más que digan que no, que es mentira, que soy un embustero y blablablá, explica lo buen negocio que es estar en la B para muchos equipos que siguen recibiendo la misma plata que Nacional, Millonarios o Junior, pero pagando nóminas de segunda categoría como América o Unión. (Suena la impresión de la factura) Hagamos las cuentas. El 90% de un billón de pesos es $900.000 millones. Ahora dividamos la cifra entre 24 (aunque claro, pueden ser más de acá al 2021 y antes de Patriotas y Alianza eran 22, pero es para que nos hagamos una idea) y vamos a tener que cada equipo de “Categoría A” (aunque esté en la B) habrá recibido en 2021 más o menos $37.500 millones, si hacemos un promedio rebajando lo recibido hasta antes de que el FPC llegara a Claro, UNE, Movistar y ETB, podríamos hablar de $3.000 millones de pesos al año desde que se firmó el contrato. La cifra es enorme, maravillosa, maná caído del cielo para equipos chicos como Chicó, cuya nómina al año no debe superar los mil quinientos millones de pesos, pero es insuficiente para clubes grandes como Millonarios, Nacional, Junior y Cali, que fueron precisamente los cuatro que exigieron más plata vía televisión en la Asamblea Extraordinaria de la Dimayor en la que se les informó la llegada de WIN, el canal que transmite el FPC, a los tres operadores de cable más grandes del país. Es decir, para hacerme entender, Millonarios y Nacional, los dos equipos que más televisores prenden en Colombia según las cifras de rating de Ibope, reciben la misma plata que Envigado y Patriotas, lo que convierte al fútbol colombiano en una curiosa democracia en el mundo del fútbol. En ninguna liga seria los derechos de televisión se reparten democráticamente. No voy a hablar de España (en donde Barcelona y Real Madrid son los dueños de la gran tajada) o de la Premier (en donde se reparte según el rating y la posición en la tabla), ni siquiera de Francia (en donde hay una base para todos y luego cada equipo recibe según su figuración y rating), hablemos de Argentina. En la renegociación del fútbol argentino con el gobierno que permitió que los partidos sean transmitidos por TV abierta, quedó estipulado que Boca y River reciben 6.7 millones de dólares al año ($20.100 millones), mientras que Racing, San Lorenzo, Independiente y Vélez reciben 5 millones de dólares ($15 mil millones), los otros 14 equipos que estaban en la A antes del invento de la liga de 30 se llevan 3.8 millones de dólares y los diez recién ascendidos 1.3 millones de dólares (3.900 millones de nuestros devaluados pesos). Para que quede claro, el flamante campeón del fútbol colombiano, Deportivo Cali, recibe este año menos plata por derechos de televisión que el modesto Aldosivi de Mar del Plata. Esto, por supuesto, tiene una explicación llamada rating. Según datos de señal abierta en Argentina, Boca tiene un promedio de rating de 15.8 puntos por partido, River tiene 12.8 e incluso un partido entre dos equipos chicos como Lanús y Rafaela marcó 8.1.  El contraste con Colombia ratifica nuestra falta de cultura futbolística: según datos de Ibope del domingo pasado, el Cali vs. Aguilas tuvo un rating de 1.9 y, si revisamos el histórico del 2015, la final del primer semestre entre Medellín y Cali marcó 10.6 en la ida y 10.8 en la vuelta, una cifra demencial para el promedio de rating del fútbol en televisión abierta, que no suele superar los 3 puntos y que, como ya lo mencioné, suele tener a Millonarios y Nacional rompiendo esa media. De ahí que sean los dos equipos a los que más se les transmiten partidos por TV abierta en Colombia… y que aún así reciben la misma plata de esos equipos a los que sólo les transmiten cuando juegan con ellos. Ahora metamos el elemento llamado WIN. (Suena una voz femenina algo mecánica que dice: “Usted tiene una tarjeta con chip…”) La llegada de WIN a Claro, UNE, Movistar y ETB es lo mejor que le puede pasar al negocio del FPC, que estaba restringido a la señal de Directv y de otros operadores de cable y satélite menores, que no sumaban un millón de suscriptores en todo el país. Eso explica por qué, por ejemplo, WIN casi ni aparecía en las mediciones de televisión por cable o satelital desde su aparición, lo que hacía al fútbol colombiano algo lejano para la teleaudiencia. Ahora su marco de público crece a casi 6 millones de suscriptores, con lo que el FPC se verá más, facturará más y venderá más. Porque de eso se trata el negocio: a más pantalla más clientes posibles, no sólo de hinchas que acompañarán desde sus hogares a su equipo y que por tanto pueden potenciar las compras de productos del club, sino de anunciantes que saben que entre más hinchas vean un partido de fútbol más penetración de su marca presente en vallas, comerciales o camisetas. El fútbol es el negocio perfecto: sus clientes (los hinchas) se creen dueños de él, lo sostienen con su capital en boletas, camisetas, TV, etc., y son los únicos que no facturan. Como ya lo dije una vez, esquizofrenia pura. Tanta, que incluso un dirigente de club grande, que por rating debería estar reclamando mejores ingresos para su equipo que hace parte de los que de verdad hacen que se vendan los derechos de televisión, defendió la repartición equitativa de las ganancias por TV. Pero claro, eso es política y sueños de ser el nuevo mandamás de la Dimayor y, por tanto, el más poderoso entre los verdaderos dueños de ese fútbol que muchos aún creen suyo. Mejor hablemos de eso otro día... En Twitter: @PinoCalad

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