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Relatos perdidos

Hace ya varios años, cuando no existían las transmisiones de fútbol por televisión como las conocemos ahora, la única forma de vivir un partido si no se estaba en el estadio era por medio de la radio y sus narradores polifacéticos, ya que además de brindar terrenos de juego imaginarios a sus oyentes, también eran capaces de convertir el sofá de cada hogar en la mejor tribuna para inclinarse al escuchar que tu equipo se acercaba al área rival. Aquellas transmisiones estaban marcadas por la emotividad del relator y la claridad que aportaba el comentarista a su trabajo, dándole un respiro en su acelerado relato y con apuntes certeros dilucidaba el partido que cada oyente había creado en su cabeza. Los relatores de fútbol y comentaristas de esa época erigieron su labor como un oficio más que una profesión, ya que muy pocos realmente asistieron a la universidad para perfeccionar su arte, sino que pasaban de locutores o reporteros radiales a ser los hacedores de memorables transmisiones de manera empírica. En la actualidad es muy difícil volver a sentir la magia con la que se vivían las transmisiones de antaño, ahora los narradores tienen que compensar el poco espacio que queda a la imaginación de los oyentes con frases y expresiones exageradas que pretenden darle una identidad a cada relator, pero que en realidad lo que hacen es que cada vez se pierda más el talento de anticipar una jugada y  se caiga con mayor frecuencia en los vicios que atentan contra el buen uso del lenguaje y la construcción realista de la fantasía futbolera. Siempre he creído que una de las labores más complejas pero a la vez más gratificante es la de comentarista, ya que hay que tener una comprensión desarrollada del juego y sus causalidades. El mejor comentarista no es aquel que todo lo ve malo y le queda fácil desde un cabina con aire acondicionado y corbata criticar a los jugadores, el mejor es aquel que logra combinar la capacidad de masticar el juego y sus complejidades tácticas y técnicas para dejarlas servidas en la mesa del oyente y con datos oportunos logra darle un contexto, aportando en cada juego algo más que sus básicas opiniones. Como oyente y espectador de fútbol, además de periodista, creo que es necesario si queremos que el nivel de nuestra liga aumente y podamos tener estadios con iluminación adecuada y terrenos de juego acordes al espectáculo, que de la misma forma las transmisiones de los partidos también se destaquen por su calidad y responsabilidad con los televidentes. A usted: ¿Qué le aportan los comentaristas y relatores del fútbol colombiano en cada transmisión? Daniel Santamaría Jaramillo. @Danielsaja03

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