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Selección sin mimos

La histórica actuación de Colombia en el Mundial fue hace poco más de un año. Repito: fue hace más de 365 días. Eso ya es historia patria, es pasado concluso. El agradecimiento es eterno, sí, totalmente. Pero esto es fútbol. Esto no es Barbie con Kent, el juego de "mamacitas" o un kit de Hello Kitty. Acá el romanticismo tiene cabida cuando merece esa cabida y la realidad indica que hoy no estamos para ternuras. Es fútbol, repito, y para quiénes lo hemos jugado, esto merece crítica respetuosa y un fuerte llamado al orden, casi que con el rejo en la mano a ver si el infractor de faltas recompone su camino. Así que si usted, querido lector, es de los que no permite que le digan nada de Pékerman, Falcao y demás porque los va a amar por siempre pase lo que pase, lo invito a no leer esto. Y lo invito a dejar el fútbol como su deporte. Lo suyo: son las novelas rosa en donde todo es lindo. Esto, acá, es fútbol. Nada le salió a Colombia, nada le salió a Pékerman, nada le salió a los jugadores, ni al aguatero o al utilero, nada. Todo fue un: DESASTRE. ¿Y al frente? Uruguay en Montevideo. Y recalco lo de Montevideo porque este equipo es una cosa en Islandia y otra muy distinta en la capital de su país. Allá son unas fieras así pongan en el campo su categoría Pony Fútbol (y pensar que acá más de uno pedía una victoria fija de Colombia ante las ausencias de algunas estrellas charrúas. ¡Ay Dios! Ellos en un solo pie son peligrosos). Y fueron fieras y nos clavaron tres y nos dieron un repaso de fútbol con baile incluido. Pékerman muestra improvisación. Con dos laterales que no son eficientes marcando, Fabra es un buen lateral, flojo como marcador. Arias, en su presente, ni en lo uno ni en lo otro. Los centrales, que al menos mostraban seguridad, ayer fueron la sede de un banco de Soacha: inseguros. En el gol de Godín el uruguayo hizo lo que le dio la gana con Zapata. En la mitad no hay nada, perdón, sí hay: hay desorden. Sánchez solo recuperando el balón con dos aliados de "peso": Guarín y Cardona. Rescato a Cardona que al menos le metió ganas y corrió. Pero lo de Guarín es penoso. Tiene más nalga que Celia Cruz, no tiene sacrificio y está pesado. No son los llamados a marcar. Se debe jugar con un doble cinco con Mejía o Cuéllar, o el que sea que marque de verdad y le de la mano a Sánchez (uno de los pocos que rescato de la hecatombe) ¿Cuadrado? Nada de nada. Ni la sombra, incluso se deja marcar por su propia sombra. Gira en su propio eje, da más vueltas que un mensajero necesitado de dinero y no es efectivo. Bien expulsado, tendrá su tiempo para meditar y preguntarse:¿Dónde está el verdadero Cuadrado, el de antaño? Los circuitos de ataque no conectan. Llegamos atropellados a tres cuartos de cancha y no se ven paredes, sociedades, se ven ganas, y a punta de ganas, si no hay conceptos ofensivos, todo se queda en sudor insulso. ¿Y los cambios? Ahí si fue un pogo el que armó Pekerman y sus 5, 4,6,7 o no sé cuántos asistentes ¡Macnelly de volante de marca! ¡Falcao a salvar un buque cuando él olvidó qué es un buque (lleva ya muchas oportunidades y seguimos esperando)! Y Castillo (¿Quién es Castillo?) entra a que le saquen amarilla y le hagan un túnel del tamaño del de La Línea, nada más. Al final, nos golearon, nos repasaron, nos bailaron y todo con justicia. Por el mérito de Uruguay y por el caos nuestro. Se viene noviembre con Chile y Argentina. Acá yo no pido descabezados ni nada de eso. Pido que rectifiquen, que justifiquen sus millonarios sueldos, que trabajen y que apaguen este caos que viene desde la Copa América. Hoy, literalmente, no tenemos fútbol. Hay material, lo sabemos de sobra. Entonces: ¡A trabajar! A dejar la soberbia, a oír consejos y a recomponer el camino. Capítulo aparte para el tema Jackson Martínez: es todo un señor. Un tipo que se aguanta ese manoseo, esa falta de respeto, merece el Nobel de Paz. Tenía que jugar ayer. Otro ejemplo más del caos (y repito de nuevo esta palabra) en el que estamos. Recuerden: esto es fútbol, no Hello Kitty. No es momento de mimar lo que no merece mimos. Seguir a @poterios

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