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Barcelona es una alegría efímera

Joan Manuel Serrat, hincha insigne del Barcelona, dio hace poco un consejo muy aplicable en estos nuevos días de plácemes para el cuadro catalán, apenas después de que haya barrido al Arsenal en los octavos de final de la Champions. “Ahora es un momento para darle gracias al Barcelona porque nos hace muy felices a nosotros, no a los del Madrid”, dice el cantautor poeta. Hay que “dedicarse a disfrutar” viendo a este equipo, reitera. Y eso hay que tratar de conservarlo “de la mejor manera posible y saber que todo es efímero”, recuerda. Con toda certeza es así. Dinastías futbolísticas no suelen durar ni siquiera una década completa y siempre han dado paso a otras. Real Madrid marcó los cincuenta, Peñarol los sesenta, Independiente, Bayern y Ajax algo de los setenta… Boca se consagró de la mano de Bianchi a finales de los noventas y comienzos de siglo… Únicamente después de 80 años, hasta Sudáfrica 2010, ganó un Mundial un país diferente a Uruguay, Italia, Alemania, Inglaterra, Brasil, Francia, Argentina e Italia. Lo hizo España. Hoy estamos en ese territorio, en el imperio del Barcelona. El fútbol actual del equipo blaugrana ya está en la historia. No necesita más, aunque puede serlo. A veces, en momentos de reflexiones insensatas, su proeza es hasta aburridora. Se sabe que siempre gana. La noticia es su derrota. Pero algún día habrá que pasar inevitablemente la página, cuando le sea ajena la victoria desproporcionada. Esta larga cadena de triunfos y exhibiciones no durará eternamente. El ‘dream team II’ del Barcelona es un equipo terminal. Por fortuna, no se ve que esté agonizando. Está bien continuar disfrutándolo, como dice Serrat, así algunos prefieran aguantarlo deseando su desgracia. En Twitter: @javieraborda

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