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El negocio del descenso del América... ¿jugaron con los hinchas?

Felicito a los hinchas del América por la pasión que han demostrado acompañando a su equipo en la B. El diablo no sólo es hoy en día uno de los equipos más taquilleros de Colombia (e incluso puede ser el más) sino que logró un milagro: que la Primera B o Torneo Postobón tomara vuelo mediático, y por tanto en términos económicos, algo que no estaba pasando. Sin embargo, con su perdón, hincha escarlata, hoy quiero ser malpensado y señalar que no me huele nada bien esta presencia del América en la B porque creo que jugaron con usted. Primera escena: América desciende en medio del llanto de una hinchada enorme que vino a respaldar al club demasiado tarde. Tantos triunfos y glorias acumuladas en tan corto tiempo (13 estrellas desde 1979 a 2008 con cuatro finales de Libertadores, récord absoluto para nuestro fútbol) malacostumbraron a una hinchada que era multitudinaria en Cali pero que en una década se convirtió en una de las grandes aficiones de todo el país. Eso llevó a que el América llevara más hinchas a otras ciudades que al propio Pascual Guerrero, en donde sus aficionados se habituaron a pagarle boleta sólo en partidos definitivos. Sin embargo, en el 2011 y con la amenaza del descenso, la pasión escarlata volvió y trató de poner su cuota para que su equipo amado no descendiera, milagro que no se logró. Los años de dineros oscuros pasaron factura y un equipo quebrado, con las finanzas totalmente embolatadas por culpa de la Lista Clinton, se fue para segunda división con toda su gloria deportiva y la pasión de sus aficionados detrás el 17 de diciembre pasado. Segunda escena: la Dimayor anuncia que cambia su modelo de negocio en cuanto a los derechos de TV para el 2012. Ahora venderán siete partidos de la A más uno de la B, que será televisado todos los lunes en la noche. El negocio, multimillonario y ambicioso, tiene la guinda fundamental de que para transmisiones nocturnas pocos estadios de la B tienen la capacidad lumínica de cumplirle al televidente, así que la presencia del América en pantalla se da por descontada. Hasta la fecha 13, el diablo ha ido ocho veces por TV; las cinco restantes han sido por falta de infraestructura para transmitir en TV del estadio en que juega el diablo, con excepción de la fecha 4, cuando fue local un domingo de Bogotá FC y transmitieron desde Pereira. Por supuesto, la televisación de los partidos no ha alejado a la hinchada, que este año está acompañando como lo hacía hace 20 años. América tiene las mejores taquillas de este año, las tribunas del Pascual están rojas cada vez que es local y su presencia en diferentes plazas le ha permitido al respectivo anfitrión tener ingresos nunca antes vistos: Fortaleza llenó Techo (estadio en el que nunca juega) cobrando precios altísimos, en Rionegro hubo ambiente de clásico como si fuera contra algún grande antioqueño, en Valledupar una masa roja recibió al equipo de Lara, en Bucaramanga y Tuluá se volvieron a sentir en la A y, para no ir más lejos, en la fecha 14 Academia oficiará por primera vez en su historia como local en un Campín en el que seguramente será visitante. Tercera escena: las Empresas Públicas de Cali, Emcali, firmaron un acuerdo con la Dimayor para transmitirle a la capital del Valle del Cauca los siete partidos que produce por fecha y los juegos del América. Este negocio, que por supuesto favorecerá a los caleños pues ya no tendrán que suscribirse a una señal satelital para poder ver el fútbol profesional colombiano, fue la última ficha en mi larga lista de malpensante. Conclusión: el descenso del América resultó un negociazo para la Dimayor, que aprovecha su presencia en la B para agrander el paquete de ventas de sus derechos de TV (pregunto: ¿el negocio con Emcali se habría dado sin el diablo en el Torneo Postobón?), que gracias a eso le ha dado a la segunda división una visibilidad que nunca antes había tenido y que le da una mano enorme a las pobres finanzas de los clubes de la categoría, que esperan ansiosos la visita escarlata para hacer el taquillón del año. Pero también resultó ser un negocio maravilloso para las directivas del club que, a pesar de la Lista Clinton, en la B han tenido los ingresos suficientes (por taquillas, publicidad y derechos de TV) como para poder apostarle a una transformación institucional y dejar de ser Corporación Deportiva para ser ahora Sociedad Anónima, un proyecto que fracasó rotundamente estando en la A y que puede ser la salvación financiera de la institución. La directiva, apoyada en el discurso institucional de "América somos todos", tocó la fibra de los hinchas que, por supuesto, reaccionaron y no desamparan a la mechita en ningún estadio. Por eso es que el club va a jugar contra Atlético de Madrid el 19 de mayo en Cali, porque los dueños saben que ese día van a tener lleno, van a poder vender las boletas caras y van a hacer sentir a esa afición que "América somos todos"... y eso me lleva a malpensar: ¿el descenso del club fue programado para que se diera todo esto? Porque, si se mira bien, es lo mejor que le pudo haber pasado a todas las partes... claro, a todas menos al aficionado, que por supuesto pensando en que ayuda al dueño de su corazón paga una boleta para ver a su club contra un equipo de la B del que tal vez ni siquiera sepa el nombre del DT. ¿Se jugó con la hinchada escarlata? No sé. No puedo responderlo. Pero creo que sí... Así como algunas mujeres saben que uno es capaz de darle la vuelta al mundo por ellas y se aprovechan, los dirigentes del fútbol colombiano se dieron cuenta con el caso del América de que los hinchas estamos dispuestos a cualquier cosa por nuestro equipo, sobre todo si está en malas horas: somos paladines al rescate del ser amado, y esa idea es peligrosa y hasta contagiosa. Porque aunque esté en la B, América está en un estado de confort institucional que muchos envidian... preguntémosle no más al DIM o al Once Caldas. Y claro, eso es buenísimo para los clubes, pero mi duda enorme, la que me corroe las entrañas es, ¿y los hinchas? Discutámoslo en Twitter: @PinoCalad

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