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El que no los hace…

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En el fútbol no hay nada escrito y cualquier cosa puede pasar. Hoy podés jugar como nunca y perder así como podés hacer un partido horroroso y mandar a la hinchada a la casa feliz por una victoria. Son cosas del fútbol y, para quienes lo seguimos con frecuencia, tienen mucho de suerte, sí, pero sin duda va en la capacidad mental de quienes están dentro de la cancha, las bandas y las gradas.

No es casualidad que el empuje de una hinchada meta goles, que un grito bien metido y a tiempo de un DT gane (o pierda) un partido como tampoco es casualidad, este último el más fuerte, que un grupo de jugadores se conviertan en héroes porque, desde el fondo de su ser y justo debajo de su ombligo, logran poner aquello que se requiere para fortalecer la voluntad.

Dentro del fútbol se han dicho mil cosas y hay frases que han marcado a este maravilloso deporte, desde las dichas por ‘el negro’ Varela en el Maracanazo hasta esas que, con el tiempo, son obras de la literatura contemporánea, porque, si, “perder es ganar un poco”.

Prefiero, no sé ustedes, vivir de recuerdos que de promesas y que cada palabra dicha venga sustentada en una acción o, al menos, la intención de convertirla en una. Soy más de explicaciones que de excusas. Me gusta la poesía, el verso bien dicho y una charla amena, pero cuando se trata de fútbol prefiero la táctica, el planteamiento, la entrega,  estrategia y los goles.

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Deportivo Cali cayó nuevamente por Liga Águila, esta vez en la inusual visita a Cortulua en la que fuera casa verdiblanca por años, el Pascual Guerrero. A diferencia del partido con el Once Caldas, en el que perdimos de forma inexplicable el invicto en nuestro estadio, en el juego contra los de Otero no encontramos cómo llegar con claridad al arco y, aunque ya no sorprende, cada vez que nos llegaron nos complicaron la vida.

Ocho goles hemos recibido y ocho goles hemos anotado. Los más goleadores y más vencidos del campeonato. No está mal si eso sumara puntos en la tabla en la que, sin un esfuerzo contundente, nos van tomando ventaja rivales que tradicionalmente no vemos como directos.

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Mirá que estuve pensando un rato antes de sentarme a escribirles, un momento de esos que uno requiere para enfrentar a la hoja en blanco sin dudar. ¿Qué será lo que nos pasa? ¿Por qué un equipo que lo tiene todo le falta, así mismo, todo? ¿Quién es el responsable?

Empecé a escribir estas entradas desde el 2013, más o menos y, sigo sin creerlo, los temas se repiten y se repiten. Jugadores que misteriosamente bajan el nivel, jugadores a quienes el Polo Norte les envidia el pecho, jugadores que viven fuera de la cancha con una intensidad que se extraña en el rectángulo de los domingos. Entrenadores y estrategas perdidos, verseando sin parar. Resultados que vienen y van sin regularidad con una hinchada que cada vez tolera menos y exige, a veces de la forma equivocada, por otro Deportivo Cali, el Cali que estamos acostumbrados a ver y que, por historia, infraestructura y nomina reclamamos.

Entiendo que al profe Cárdenas el comité ejecutivo le ha dado confianza, pero también sé que dentro de ese comité no hay ciegos. Los resultados, esos de los que hablaron cuando el rendimiento de la dupla técnica fue del 70% hoy no se ven y, contrario a lo que se espera, tampoco se nota mucho una evolución en la disposición técnica y táctica de los jugadores.

Claro que está que será imposible ver algo de mejoría cuando de los once en la cancha a duras penas rinden tres o cuatro y lo hacen de forma intermitente.

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Tenemos dos tareas que definirán el 66% de los objetivos del 2017, la primera el 26 de julio ante Cúcuta en la vuelta por la Copa Águila y la segunda, la más importante, el 03 de agosto en Barranquilla ante Junior por la Copa Suramericana. Espero, de corazón, que los jugadores y cuerpo técnico tengan el profesionalismo para encarar con seriedad este par de partidos antes, durante y después de los mismos con la seriedad con la que se han abonado los abonados, han pagado sus cuotas los socios y les han respondido por sus sueldos y premios.

El tiempo se acabó. Ya basta de aquello de “el que no los hace los ve hacer” porque en el Deportivo Cali estamos es para hacerlos y quien no pueda (o quiera) que, por favor, deje el espacio para el que sí. Yo quiero.

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Vamos Cali

Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.

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