Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Gol Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

El título de Nacional en un atractivo acróstico

La decimosegunda estrella con las letras que definen al actual campeón. Esta es la historia de una campaña criticada que terminó con una inesperada vuelta olímpica. Nombres. El lugar común es decir que la nómina de Nacional es de las más caras, amplias y talentosas del país. Pero en este título, a diferencia de otros, no hay un nombre excepcional. Hay que mencionar, sin embargo, a Stefan Medina, MacNelly Torres y Jefferson Duque como referentes de esta conquista. Ángel. El que tuvo Nacional en este torneo. No hay que mentirse. El rendimiento del equipo no hacía pensar en la vuelta olímpicay a la final llegó gracias a la providencia. ¿Juan Pablo Ángel? Llegó como mística y cumplió en ese objetivo. Hizo seis goles, o sea, fue el máximo anotador de su escuadra junto con John Pajoy. Camiseta. Nacional hizo pesar su nombre en la final. Eso se llama jerarquía. En la final, en Bogotá, le dio un repaso a Santa Fe y jugó su mejor partido del año. Fue amo del encuentro, supo cómo marcar la historia. En los cuadrangulares también hizo caso a su linaje y revivió cuando muchos lo daban por muerto. Fue la reencarnación del Ave Fénix. Ilusión. ¿Puede Nacional figurar con esta nómina en la Copa Sudamericana que se avecina? Sin gustar, fue campeón por decimosegunda vez en Colombia. Se viene una evaluación reflexiva, sin triunfalismos, y buscar un oriente que permita al equipo sobresalir en el plano internacional, lo que es su gran deuda, su gran meta. Osorio. Ganó a su manera, a sus antojos, con papelitos y rotaciones. Este título tiene toda su impronta, para bien y para mal. Juan Carlos Osorio es un técnico de resultados. Fue campeón con Once Caldas, semifinalista con Millonarios (vale decirlo porque Millonarios para entonces no clasificaba a nada) y con Nacional ya lleva tres títulos: Superliga, Copa Colombia y el torneo Apertura 2013. Su trabajo, como recomendaba Marx, habla de sí mismo. Números. Terminado el torneo, Nacional quedó primero en la tabla de la reclasificación. Registró 46 puntos en 26 partidos jugados (58.9% de rendimiento). Ganó 12 partidos, empató 10 y perdió cuatro (dos en la fase todos contra todos: ante Tolima y Envigado; y dos en cuadrangulares: frente a Pasto e Itagüí). Hizo 40 goles y le metieron 30. No fue una campaña excepcional, apenas normal. Afición. La estrella 12 hizo celebrar a todos los hinchas de Nacional, pero en muchos sigue la roña por el mal juego que enseñó el equipo a lo largo del semestre. Estos días, sin embargo, son de fiesta. ¡A festejar! Lección. No importa jugar bien, importa ganar. La premisa del fútbol actual no cambia. Los subcampeones, salvo contadas excepciones, no se recuerdan de inmediato. Compromiso. En un momento se habló de división del grupo. Osorio dijo, palabras más, palabras menos, que a algunos jugadores les quedaba grande la camiseta de Nacional. Apuntó que necesitaban psicólogo. Al final, eso se olvidó en la cancha, todo por un objetivo común. De eso se trata. Arqueros. Cristian Bonilla es promesa y realidad en el arco verdolaga. Luis “Neco” Martínez es de la cuerda del técnico y Franco Armani cumplió en el final del campeonato, después de aquejar una grave lesión. Bajo los tres palos hay tranquilidad. Merecimiento. Palabra ridícula en el fútbol colombiano. En nuestro campeonato cualquiera puede ser campeón gracias a un sistema que no elimina a los mediocres. El título de Nacional, sin embargo, fue legal, no aquejó incidencias graves del arbitraje, ni a favor ni en contra, y la corona le quedó bien puesta. No hay discusión que valga la pena en ese sentido. La justicia no es un valor del fútbol. Pésame. Un espacio para Santa Fe. Gran campaña, semifinalista de la Libertadores, subcampeón en Colombia, ganador de la Superliga en enero. El agua se le escurrió en las manos, sí, pero dejó muy bien representado al país en el exterior y fue un digno rival (¿cansado?) en esta final. Además, no hizo dramas de la derrota, como debe ser. Santa Fe, aunque sin corona, fue el mejor equipo de Colombia este semestre. Y debe seguir su camino con obvias correcciones: es el primero en la lista para clasificar por reclasificación a la Libertadores del año entrante. Estilo. Nacional no lo tiene y lo debe encontrar. La paz llegó con la estrella, pero hubo momentos de evidente tensión. Nacional tiene dinero y equipo para jugar mejor. Ovación. Campeón es campeón. Digan lo que digan, Nacional hizo lo que otros 17 equipos no pudieron. Durante seis meses, como mínimo, el hincha verde podrá sentirse más que los demás. Su equipo es el monarca, el rey, el mandamás del fútbol colombiano. Ya escuché esta frase: “Si Nacional jugando mal fue campeón, cómo será jugando bien”. Ya veremos… Nacional. Es bienvenida la alegría en una de las aficiones más numerosas de Colombia. “El título es un regalo para toda nuestra hinchada, la de Medellín, la de Bogotá y la de todo el país”, dijo el presidente del club, Juan Carlos de la Cuesta. El Espectador tituló: “Fiesta Nacional”. Es verdad. Los triunfos de este equipo retumban en todas las ciudades. El nuevo título lo hace más grande. En Twitter: @javieraborda

  • Publicidad