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Entre ilusiones y resultados

Colombia ganó 1-2 en Bolivia y hoy todo es fiesta. Volvimos a pasar, como es costumbre, del infierno al cielo. Parece que los términos medios nunca existirán en nuestro país. Definitivamente, o somos los mejores, o los peores. En este momento, somos los mejores del mundo… para muchos. James Rodríguez y Falcao García, sobre los que en un pasado no muy lejano recayeron todo tipo de reproches tras no brillar como se esperaba en el Mundial Sub-20 o por fallar un penalti ante Perú en la Copa América, respectivamente, ahora son héroes nacionales. Incluso antes del juego en Bolivia, Leonel Álvarez tenía sobre su cabeza varias incógnitas: ¿Le quedaría grande la selección? ¿Sería capaz de darle por primera vez en su historia un triunfo a la tricolor en La Paz? El antioqueño ganó y le cerró la boca a más de uno que estaba esperando su primer desliz para caerle con toda. Ya nadie habla de Pep Guardiola ni de José Mourinho, tampoco de Marcelo Bielsa, ahora el técnico de moda es Álvarez. Pero, ¿se imaginan qué hubiera pasado si Colombia no hubiese metido ese gol milagroso y refrescante del minuto 93 a través del ‘Tigre’ Falcao García? Hoy muchos estarían crucificando a Álvarez por no haber podido cerrar un partido que se tenía ganado hasta el minuto 84. Se estaría hablando de la falta de jerarquía de la tricolor. Una vez más se habría entrado en la polémica de por qué el técnico escogió a Teófilo y no a Falcao como inicialista, así Gutiérrez se hubiera jugado un partidazo. Se le habría echado también la culpa al cuerpo técnico, al médico y a los mismos dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol por haber entrenado en Bogotá y no viajar con antelación a La Paz. Incluso, los supersticiosos señalarían a la capital de la República como la culpable. “Bogotá le trae mala suerte a la selección”, la exclamación de más de uno. Pero peor aún, ¿qué hubiera pasado si Colombia no hubiera alcanzado ni siquiera el puntico, sino que Bolivia, en ese último aire que sacó entre los minutos 84 y 90, cuando arrinconó a Colombia, hubiese anotado? Recordemos que los del altiplano estuvieron a punto de lograrlo, de no haber sido por la buena actuación del arquero David Ospina y la mala puntería de sus delanteros. La derrota habría borrado la buena planeación de Álvarez, nadie se acordaría de las múltiples opciones creadas, ni de la personalidad demostrada por el juvenil  Rodríguez, entre muchas otras cosas positivas que tuvo Colombia durante el partido. Hoy más de uno estaría exigiendo la salida del técnico, la de los dirigentes y jugadores y pidiendo que se le diera la oportunidad a los Sub-20 para que empezaran a foguearse para el Mundial de Rusia 2018. Pero no fue así. Colombia ganó y, para muchos, quedó muy cerca de volver al Mundial. Los pajaritos cantaron más bonito que nunca, los niños fueron felices al colegio, los padres caminaron con la cabeza levantada, ¿y todo por qué? Porque “tenemos la mejor selección del mundo”. Señoras y señores, mantengamos la calma. Aun hay ‘mucha tela por cortar’ para hacer realidad el sueño mundialista. Aunque es verdad que las cosas empezaron bien y esperamos que así continúen, también es cierto que faltan varias cosas por corregir. Claro que hay que celebrar, claro que hay que soñar, claro que hay que ilusionarse, pero ojo, con mesura. No somos el mejor equipo del mundo, así como tampoco lo fuimos antes del Mundial de Estados Unidos 1994, certamen en el que nos bajaron muy rápidamente de la nube. Tampoco seremos los peores cuando nos toque perder. Que la emoción de un resultado no nos lleve a triunfalismos o derrotismos mal enfundados. Se vienen en el mes de noviembre (11 y 15) los partidos en Barranquilla ante Venezuela y Argentina. Mantengámonos unidos y arropemos al equipo nacional. Sigamos forjando, paso a paso, y con los pies bien puestos sobre la tierra, el camino hacia Brasil 2014. Por: Juan Carlos Calderón Medina

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