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Homosexuales, fútbol y ética

¿Qué nos importa a usted o a mi que Oscar Julián Ruiz sea gay o no? Es más, ¿qué tienen que ver las preferencias sexuales de cualquier ser humano con su trabajo? Nada, absolutamente nada. A mi, por ejemplo, me pueden gustar el sadomasoquismo, el fetichismo, las mujeres, los hombres, las muñecas inflables o puedo vestirme de Batman cada vez que voy a tener sexo, pero eso no tiene absolutamente nada que ver con mi trabajo como periodista ni influye en mi ética profesional. ¡Pero un momento! Ahí, en esas dos palabras, está lo verdaderamente importante del escándalo del poderoso ex árbitro: en que según lo denunció Mauricio Sánchez, otro antiguo juez, Ruiz aprovecha su posición y poder sobre el arbitraje colombiano para obtener favores sexuales. Lo patético del caso (que de por sí es patético) es que se ha hecho más bulla sobre la sexualidad de Oscar Julián que sobre una denuncia terrible: la ausencia de ética en el manejo de algo tan importante para el fútbol nacional como lo es la carrera arbitral. Jorge Hernán Hoyos fue el primer en denunciarlo. En el 2010 el retirado silbato dijo que el arbitraje colombiano era manejado en términos sexuales y acuñó una frase célebre para referirse a él: "la jaula de las locas". Hubo escándalo, por supuesto, pero el problema de Hoyos, así como el lío con estas declaraciones de Sánchez, es que llegan después de que fueron retirados del panel arbitral. Mejor dicho, queda como si sus denuncias fueran una retaliación por haber sido retirados de un cargo de poder. Ante eso mi pregunta es: ¿por qué sólo denuncian cuando los echan? El alegato de Ruiz, muy válido, es que Sánchez está armando un escándalo porque no pasó las pruebas físicas que le permitieran seguir ejerciendo el arbitraje, así como en el 2010 dijo que Hoyo era un "viudo de poder" que quería figurar de otra forma por no haber continuado en el fútbol profesional. Con ese argumento, que -insisto- tiene toda la validez del mundo, se desvirtúa una denuncia serísima y trascendental: que el arbitraje en  Colombia es una carrera corrupta de favores sexuales. Esto, tremendo, impresionante y escandaloso, muestra una falta de ética que me tiene abrumado. No sólo se está poniendo en duda el manejo de la carrera arbitral al interior de la Federación Colombiana de Fútbol (máximo ente regente sobre este tema en el país), sino que es clarísimo que los árbitros, símbolos de la ética en el balompié, no la tienen pues, o no denuncian cuando están en actividad para seguir favoreciéndose de esta actividad y su empoderamiento, o sólo lo hacen cuando ya no están en ella, lo que de cierta forma le da la razón a Ruiz. Pero el otro punto en términos de ética (y de valores) está en la reacción de los aficionados. De veras, ¿qué carajos tiene que ver el que un árbitro sea gay con su buen rendimiento en la cancha? El fútbol ha dejado de ser misógino (aunque no tanto) pero sigue siendo machista. Mucho. En el 2010 Latko Markovic, el presidente de la Federación de Fútbol de Croacia, dijo que mientras él esté en el cargo nunca (léase bien, NUNCA) jugará en la selección del uniforme a cuadros un futbolista homosexual. "Afortunadamente, el fútbol lo juega sólo la gente sana", fue su declaración más Neanderthal. Hace poco el técnico del Hannover, Mirlo Slonka, propuso que sus jugadores hicieran una encuesta para conocer sus preferencias sexuales y hubo escándalo nacional e internacional porque era posible que se descubriera que había un gay en un equipo de la Bundesliga. Si eso pasó en la avanzada y liberal Alemania, ¿se imagina lo que hubiese pasado acá? El fútbol colombiano no está listo para aceptar futbolistas, árbitros o técnicos gays, y eso habla mucho de cómo ve nuestra sociedad la sexualidad y la diferencia. Alguna vez, cuando este Blog estaba en Futbolred, escribí al respecto y señalé que los argumentos de quienes están en contra de la presencia de homosexuales en el fútbol son básicamente los mismos de quienes se oponen al matrimonio gay: no es un ejemplo para los jóvenes, invita a la perversión, obstruiría la vida normal del equipo (o de la sociedad en el caso del matrimonio)... por supuesto, son argumentos basados en la ignorancia y el prejuicio, que es hijo de la primera. Millor Fernandes, tal vez el caricaturista brasileño más importante de la historia pero ante todo un crítico político y un libre pensador, señaló alguna vez que "pornografía es todo aquello que excita a los moralistas". Este tema es exactamente eso: los moralistas de mentes oscuras se imaginan que un gay en un camerino está pensando sólo en sexo con sus compañeros. Es como los pervertidos que creen que un ginecólogo vive excitado gracias a su trabajo. El problema, por supuesto, no son los futbolistas gays o los árbitros gays. Es la sociedad que cree que por ser gay se es moralmente corrupto. Si este paradigma funcionara a la inversa, la gran mayoría de dirigentes del fútbol colombiano serían tremendas locas... pero lo cierto es que la denuncia de Sánchez, que revive la que en su momento hizo Hoyos, sí habla de corrupción y eso es lo importante: habría tráfico de influencias a punta de favores sexuales en el manejo del arbitraje colombiano. Después me preguntan que por qué insisto en que nuestro fútbol no puede costar los US$260 millones que pretende la Dimayor... Si quiere que lo discutamos en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad PD. Martes 31 de enero, 9 de la mañana. Acabo de escuchar a Alvaro González Alzate en una entrevista con Carlos Antonio Vélez pontificando sobre el tema. Más allá de que se le nota que trata de ocultar una homofobia que salta en cada expresión, el vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol acaba de dejar claro que este escándalo es un papayazo gigante y maduro que le pusieron los árbitros (empezando por Ruiz) para que él, uno de los personajes más controvertidos en la historia de nuestro fútbol, vuelva a asumir las riendas del arbitraje nacional. Así, sin que le doliera un pelo al decirlo, González le exigió públicamente a Luis Bedoya y Ramón Jesurún que tomen cartas en el asunto de una situación que necesita atención, por supuesto, pero que lamentablemente ahora tiene SU atención, la de Alvarito, la del señor que cree que cascarle a una mujer es algo de la vida privada, pero que un tipo quiera tirar con otro es un motivo de vergüenza nacional, la del que fue la cabeza del arbitraje nacional en una era en la que en cada año había un septiembre negro porque extrañamente en ese mes todos los partidos tenían incoherencias arbitrales... Colombia, el país en el que una mala noticia puede convertirse en una peor.

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