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La Copa América y los calzoncillos de Abreu

La selección uruguaya era una sola fiesta y, mientras miles de charrúas se tomaban las principales avenidas de Buenos Aires y pintaban de celeste el Obelisco, los argentinos se mordían la lengua de la envidia, la gran mayoría exigía que se le impidiera a los vecinos celebrar en el sagrado lugar de fiesta para los gauchos y en el mundillo futbolístico se hablaba sólo y exclusivamente de la salida de Sergio Batista de la dirección técnica de Argentina. Sin embargo, ese no fue el gran hecho del domingo en la noche bonaerense. La noticia, para mi, fueron los calzoncillos de Washington Sebastián Abreu, delantero de Uruguay famoso por sus penales, sus polémicas y, desde ese día, por sus tangas. Tal vez usted no lo ha visto, pero mientras Uruguay ratificaba que es de lejos la mejor selección de Sudamérica en tiempos recientes, Diego Forlán publicaba en sus redes sociales un video evidentemente grabado con su celular, en el que les dedicaba la Copa a sus compatriotas. El clip no dura 10 segundos, pero es una maravilla: muestra el interior del camerino de Uruguay después de pasarle por encima con contundencia a Paraguay y en él Forlán, el ídolo de todos, el que volvió al gol con la celeste después de 12 partidos y más de un año sin meterla, les enseña la Copa América a sus seguidores y, sin querer queriendo, les muestra algo más: allí, tras él, está Martín Cáceres totalmente empeloto mientras envía mensajes a través de su celular y, la parte más sabrosa del asunto, el falto de tacto de Forlán pidió que lo empezaran a grabar cuando Abreu bailaba con el calzoncillo dudosamente metido entre nalga y nalga. Más allá del trauma que pueda causar esa última imagen (¡maldita sea tu tanga Abreu!), lo simpático es que ese video refleja el buen ambiente que se vive en una selección que evidentemente es un grupo de amigos y que, a partir de ese punto, y siguiendo un plan serio y estructurado del técnico, se convirtió en la mejor del continente. Tan buen ambiente hay, que poco después alguien le avisó a Forlán de los detalles "casuales" de su publicación y él la borró, pero afortunada o desafortunadamente para el mundo de curiosidades deliciosas del fútbol yo la guardé y acá está (ver video). Ya en serio, y más allá del video y la risa, Uruguay tiene un proceso que le apunta al éxito y a la trascendencia, pues no sólo se trata del cuarto lugar en Sudáfrica 2010 o del título de esta Copa América que ya fue: Peñarol viene de ser segundo de la Libertadores, la celeste acaba de ser subcampeona mundial Sub-17, irá a Londres 2012 con la Sub-20 que ya está en Colombia para el Mundial (y ojo, la veo llegando lejos), y el plan general de trabajo es integral, desde la Sub- 15 hasta la mayores. En Uruguay Tabárez quiere que incluso la infantil juegue con el mismo sistema de la de mayores para que cualquier jugador se pueda integrar a ella sin mayores traumatismos, para que todos, absolutamente todos los jugadores uruguayos, sepan a qué juegan. Pero más allá de todo eso, que de por sí es un ejemplo, a mi me parece que el trabajo sicológico con los futbolistas ha sido notable. Tabárez mandó empapelar la sede de entrenamiento de la selección con imágenes de las grandes glorias del fútbol charrúa para recordarles a sus jugadores en dónde están parados y qué significa vestir esos colores, y varias veces ha contado que habla con ellos para recordarles que no quiere que ganen como sea y que lo importante en últimas no es ganar, sino honrar esa selección, a sus aficionados y a ellos mismos. Es decir, ellos son Uruguay carajo, y no pueden seguir viviendo de la historia, tienen que demostrar que también tienen presente y futuro. Es significativo, algo meramente simbólico pero clave: por primera vez en muchísimos años no pesan los intereses de Peñarol o Nacional en el seno de la nómina y a nadie le importa de qué club europeo llegó tal o cual jugador ni mucho menos cuánto gana. Por primera vez en casi 40 años la celeste es el todo y los uruguayos, jugadores de equipos de media tabla en Europa o de clubes considerados como de “clase media” en el mundo del fútbol, están recordando esa sentencia de Obdulio Varela, el mítico capitán uruguayo del 50, que dijo “cuando nos ponemos esta camiseta somos dos veces hombres”. Tanto así que hasta celestes son los calzoncillos de Abreu… Sígame en Twitter: http://twitter.com/PinoCalad

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