Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Gol Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

Millonarios vs. Santa Fe, el problema de las finales a dos partidos

272025_finalmillonariossantafe.jpg
Millonarios ganó 1-0 en la ida. El domingo (7:00 p.m.), la vuelta. Colprensa

El partido de ida de la final entre Millonarios y Santa Fe resultó predecible. Se esperaba lucha y orden antes que juego. Y eso fue lo que se vio. Un detalle -casi que una anécdota- en un balón de costado permitió que el conjunto azul anotara el único gol y se quedara con un triunfo que es más moral que real.

No fue un buen partido de fútbol. De espectáculo, poco. Es como si la pelota quemara los pies. Ese es uno de los problemas de las finales a dos juegos: antes que ganar el primero, los equipos se preparan para no perderlo. A veces parece que sobran 90 minutos. De vez en cuando, quedan sobrando los 180 y es con los penaltis que llega la sensación de agitación.

Un partido es bueno cuando un espectador desprevenido –sin ser hincha- siente algo de emoción con lo que ve. El de este miércoles en El Campín a duras penas habrá puesto a sufrir a los aficionados de Millonarios y Santa Fe. Sufrimiento no es lo mismo que emoción. Fue un juego soso.

Para el domingo, ahora con las tribunas rojas, prácticamente se espera más de lo mismo. Una primera parte como si nada hubiera pasado. La diferencia –por eso lo del triunfo moral- es que Millos sabrá que entra a la cancha con la sensación de tener una ventaja en algún lado del sombrero aunque no la pueda oler, tocar ni saborear. El 1-0 es tan corto que hay que jugar como si no existiera.

Publicidad

El reloj será el que vaya poniendo a los dos equipos en su lugar. Con cada paso del minutero, Santa Fe se verá más obligado a atacar. Empezará a jugar contra dos rivales a la vez: el equipo de azul y el tiempo. Probablemente en la segunda parte sí veamos algo más parecido a un partido de fútbol.

Así son nuestros torneos, qué más se le va a hacer. Por lo menos esta vez llegaron a la final los dos mejores equipos del semestre.   

Publicidad

PD:

Uno se esfuerza en criticar –a veces sin razón- a la Dimayor por las decisiones que toma o deja de tomar. Esta vez es necesario reconocer los aciertos de la entidad que dirige Jorge Perdomo. Avocar a los 36 equipos para que adopten cambios en las competencias es una tarea muy difícil. Todos tienen intereses diferentes. Unos quieren mantener la ventaja y otros que les toque algo de esa ventaja.

Eliminar la lista de 30 jugadores para los planteles que compiten en torneos internacionales es justo. Se les había autorizado inscribir cinco jugadores más para que tuvieran materia prima y no solicitaran aplazar sus compromisos locales, pero no estaba ocurriendo así.

Lea también: El fracaso no es de Lillo, es de Nacional

Publicidad

Quitar la fecha de clásicos regionales estaba cantado hace años. Por fin dejaremos de ver aberraciones como Junior (Barranquilla, nivel del mar, Costa Atlántica) contra Once Caldas (Manizales, 2.200 metros sobre el nivel del mar, Cordillera de los Andes). ¡Separados por casi 700 kilómetros de distancia en línea recta!

Aún falta en materia de barrabravas, seguridad, acabar con el espanto del promedio actual para el descenso y mejorar la calidad del espectáculo, pero se nota el interés de Perdomo en hacer algo al respecto.  Bien por eso.  

Publicidad

@ivagut

  • Publicidad