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Nacional se polarizó con Juan Carlos Osorio

En un fútbol que respira de resultados resulta increíble que haya hinchas de Nacional enardecidos con el trabajo del técnico Juan Carlos Osorio. Sin embargo, son ellos los que tienen la razón de sentirse defraudados con un equipo que parece estar en la final solo por un milagro de la Madre Laura. Es muy raro que al Atanasio Girardot llegaran apenas 25 mil hinchas crédulos del paso a la final en el partido ante Pasto. Es es muy extraño porque si existe una hinchada que acompañe a su equipo es la de Nacional. Esa afirmación es una certeza, no una lambonería. En otro contexto, el estadio se hubiera llenado en un santiamén. Tal vez los que no fueron a las tribunas pecaron por su poca fe, aunque más por una desconfianza natural y una desazón generalizada con lo que se ve en la cancha. Hay que ser coherentes. Nacional llegó a la final con jerarquía (ganar así sea jugando mal), pero aprovechándose de la providencia. Los goles de último minuto salvaron su papel, así como el desperdicio de los rivales a la hora de sentenciar el cuadrangular. Es por eso que el mundo de Nacional está polarizado. Porque están los acomodados que alaban el trabajo deJuan Carlos Osorio, quienes resaltan su rendimiento con base en guarismos, su “novedoso” sistema de trabajo y sus rotaciones cuando antes lo menospreciaban en la derrota. Y porque también están los que se ubican en posiciones menos simplistas: Nacional juega muy mal hace rato, el técnico se ha peleado con la hinchada, Osorio le bajó el perfil al ídolo Gastón Pezzuti y puso en el paredón a los jugadores cuando, palabras más, palabras menos, justificó el mal funcionamiento en el pánico escénico de sus dirigidos. Les faltaba un psicólogo, alcanzó a decir. Es Juan Carlos Osorio. Es su estilo. Ha dicho que no le interesa caerle bien a todo el mundo, lo cual es absolutamente válido porque esa es la clave del fracaso. Y a pesar de todo, de lo bueno y lo malo, llegó a la final. La pregunta es si el título borraría las manchas que hoy tiene Nacional. Por un momento, sí. La vuelta olímpica llenaría de éxtasis a los hinchas verdes, lo cual es una obviedad. Pero imaginando el futuro que se acerca, Nacional hoy no tiene cómo pelear la Copa Sudamericana y, lo que es peor, ni siquiera una idea de juego que convenza. En esa delgada cuerda camina hoy Nacional. Se juega la estrella ante el favorito, Santa Fe, contando con una hinchada que está dispuesta a apoyar y celebrar, así a la mitad de ella no le guste lo que pasa y lo que ve. Es como vive el hincha verde por estos días, inconforme con el técnico, reconociendo sus resultados porque son innegables y recordando que el equipo es más que un entrenador. La polarización es evidente en Nacional, pero todo se irá diluyendo si se corona la decimosegunda estrella. Algún final diferente será pura ebullición. En Twitter: @javieraborda

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