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Real-Barcelona: que gane un estilo

Asegura Santiago Solari, el “indiecito” argentino que jugó para el Real Madrid, que fue brillante la renuncia a la pelota que ordenó Mourinho a sus jugadores en la final de la Copa del Rey. Sandro Rosell, presidente del Barcelona, tuvo otra visión y alzó el mentón a pesar de perder el título. "En la derrota, también somos campeones", dijo, con altura. Los egos de estos equipos son muy grandes, a veces soberbios. Más por parte del madridismo, sin duda. Pero es innegable que esta lucha épica es atractiva y hasta morbosa. La semifinal de la 'Champions' entre dos colosos abrirá una herida, marcará una cicatriz duradera y eso gusta al aficionado, cuando gana. Todo llega con la revolución española. Desde que Grecia ganó la Eurocopa en 2004 con un fútbol excesivamente defensivo, se ganaron varios títulos a su semejanza, incluido, entre muchos otros, el de Once Caldas en la Libertadores. España tumbó mitos y triunfó en la Eurocopa y en el Mundial de Sudáfrica con otra apuesta, una más arriesgada y vistosa. En esa misma línea, inclusive mejor, Barcelona ha demostrado ser una institución de valores, de creencia en las divisiones inferiores, de inversiones acertadas (salvo Ibrahimovic) y de, lo más importante, triunfos resonantes. Todo bajo un manto de fútbol propositivo, de ideas claras y figuras notables. Real Madrid parece haber intentado lo contrario en los últimos años: atajar a su rival, pensando más en el otro que en sus propias debilidades. Lo ha buscado con numerosos fichajes (como para igualar o acercarse a Messi y compañía) y muchos técnicos que han cobrado en la Casa Blanca sin ganar en Europa. Queiroz, Camacho, Luxemburgo, Capello, Schuster y Pellegrini son algunos ejemplos. El estilo del Barcelona es más agradable y sano, aunque no más válido. En eso están igualados. Ambas propuestas son respetables. El equipo culé se la jugó con un hombre de la casa como Guardiola (antes con Frank Rijkaard) y ha formado cracks, mientras el Madrid se comprometió a pagarle a Mourinho diez millones de euros por temporada pase lo que pase. La chequera del todopoderoso Florentino Pérez apareció y puso en la mesa a Cristiano Ronaldo y Kaká. El técnico portugués aceptó el nuevo reto, después de ganarlo todo con el Inter en la pasada temporada. Con eso, que es alabable, Real Madrid ya detuvo al que muchos piensan es el mejor equipo de la historia. La literalmente estropeada Copa del Rey fue otra vez a sumar a su palmarés. Demuestra esto que las hegemonías siempre tienen su final (puede que no llegue todavía) y que hay medios para interrumpirlas, así no sean los que uno prefiera. Lo peor que podría pasar con un triunfo 'merengue' en la Liga de Campeones es que muchos tomen nuevamente como ejemplo el destruir más que el construir. Y que se cumpla el vaticinio de Ronaldo, el delantero brasilero que jugó para las dos escuadras: "El Barça es mejor, pero ganará el Real Madrid". En Twitter: @javieraborda

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