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TIBURÓN COMELÓN: La historia volvió a repetirse en Manizales

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Hay una famosa canción de Felipe Pirela llamada “Por la Vuelta.  En el bolero, el cantante venezolano dice, “la historia vuelve a repetirse”. Así le pasó al Junior de Barranquilla en su última presentación en la ciudad de Manizales frente al Once Caldas, donde los errores en defensa evitaron que la escuadra rojiblanca sumara su primera victoria en la liga.

A los diez minutos de la etapa inicial en el estadio Palogrande, de la ciudad de Manizales Atlético Junior se fue en ventaja.  La anotación fue convertida por Robinson Aponzá. Ni el más “recalcitrante” hincha del ‘tiburón’, creo lo tenía en sus planes. 

Los antecedentes de los últimos partidos del Junior hacían pensar que el juego en la capital del departamento de Caldas podía ser el último de Alberto Gamero como técnico del equipo barranquillero y más después de la espantosa presentación en Cartagena contra el Huila.

El empate del Once Caldas cayó luego de una serie de errores en defensa. Pero vendrían más sorpresas; Con el ingreso del siempre resistido Edinson Toloza, Junior fue más punzante en ataque, tanto a los pocos minutos de estar en la cancha el delantero marco el segundo. 

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El mismo Toloza tendría después un par de ocasiones más para aumentar la cuenta, pero, como se dice popularmente, “vaca vieja no olvida el portillo” y el atacante desperdició lo que pudo ser a esa altura del juego la puntilla para el Once Caldas.

El “blanco blanco” en cambio sí aprovecho otra de las tantas desatenciones en defensa del tiburón y empató por segunda vez el compromiso, 2-2.

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Para asombro de los seguidores “curramberos” Roberto Ovelar se inventó una jugada en el área que termino en una acción clara de cobro de tiro penalti. 

Jarlan Barrera, que fue uno de los más destacados, ejecutó, e insisto ante la incredulidad de propios y extraños ponía por tercera vez, sí, está leyendo bien por tercera ocasión, Junior se montaba en la pizarra 3-2, faltando muy poco para concluir el partido. Cualquiera hubiese dicho que ya todo está sentenciado.

Sólo era cerrar el partido, incluso este servidor escribió en su cuenta de twitter que había que acudir a la conocida y bien ponderada táctica “murciélago” para sumar la primera victoria de la liga.

Faltaban pocos minutos para consumar el objetivo en la difícil altura de Manizales. Un error en la entrega del balón de Serje permitió que los locales se hicieran al balón y como si fuera un partido de baloncesto, en la última posesión, concretaron el empate, por su puesto seguido de una cantidad de errores en defensa.

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Más de lo mismo, la verdad.  Ni con el marcador a su favor tampoco la tercera fue la vencida para “tu papá”. Tal como aconteció contra Alianza Petrolera y contra el Huila, la inoperancia, especialmente de la zaga, dio al traste con los planes de Gamero y sus dirigidos.

Como en la canción del Bolero de Pirela, “la historia volvió a repetirse”.  A diferencia de los otros compromisos donde se vio muy poco, frente al Once Caldas hubo otra cara.

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Por lo menos mucha actitud y deseo de jugar bien y agradar.  No vamos a engañarnos y decir que este es el prototipo de Junior que toda la fanaticada quiere, pero con toda certeza si  se aproxima mucho al conjunto ideal. Lástima eso si las falla en defensa. 

Desde mi óptica en el estadio Palogrande se disputaron los mejores minutos de este semestre. Por supuesto no todo puede ser color de rosa. Si bien es cierto se mejoró, el triunfo era preponderante. Sumando un solo punto no alcanza. 

La tabla de posiciones no miente, Junior es último con apenas tres puntos y la liga ya va llegando a su Ecuador.  La única esperanza de clasificar está cifrada en los tres partidos pendientes, pero siendo objetivos será bastante complicado enfrentar a Jaguares, Nacional y Millonarios.

La noche se le vino a Junior y ya para utilizar un dicho netamente caribeño  está al borde de la piragua y casi obligado a ganar todos los partidos que le quedan. 

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Evidentemente parece que ya algunos jugadores se pellizcaron, menos el arquero Sebastián Viera. Ojalá les alcance con ese poquito para tomar el rumbo y la senda victoriosa y la historia de los últimos choques no vuelva a repetirse.

Para finalizar hay que destacar el profesionalismo y entrega de Enrique Serje.  Sus lágrimas son el reflejo del dolor y el amor por la camiseta.  Esa es la actitud y la enjundia que se requiere ponerse los colores de la camiseta de Junior.    

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Por: KINNY @SPORTSKINNY 

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