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Sobre los jugadores vagos: una historia repetida en el fútbol colombiano

Faustino Asprilla, Albeiro Usuriaga, Jhonnier Montaño, Teófilo Gutiérrez y, como no de decirlo, Dayro Moreno, estrellas en las canchas y fuera de ellas.

No es extraño que el delantero y capitán del Once Caldas se vea inmiscuido en un episodio de indisciplina, lo que sí permite "hacer la raya" es que por fin haya una sanción de por medio. Este portal conoció que Dayro fue castigado por las directivas del ‘blanco blanco' por ausentarse a un entrenamiento. Lo que sí es cierto es que los resultados actuales del cuadro de Manizales motivaron a tomar esta decisión.

No es la primera vez que este jugador, nacido en Chicoral, Tolima, es noticia por sus actuaciones fuera de las canchas. Dayro Moreno dejó muchas postales en su carrera: un abrazo amoroso a una botella inflable de aguardiente en el Palogrande luego de hacer un gol, fotos de fiestas en Bogotá tras perder partidos con su equipo, encuentros pasajeros con mujeres, discusiones con técnicos, el último y más sonado, Antonio Mohamed en México.

Sin embargo, Moreno no es el primer futbolista colombiano que sobresale por sus actuaciones en el ‘tercer tiempo'. Mención de honor merecen, Faustino ‘Tino' Asprilla, con sus disparos al aire en Tuluá, quien pudo haber sido el mejor futbolista de la historia del fútbol colombiano, pero que sufrió el precio de la fama; Albeiro ‘El Palomo' Usuriaga, de quien cuentan no dejó una sala joya de oro en los camerinos de un partido con la selección Colombia; Jhonnier Montaño, figurón de la Copa América de 1999 en Paraguay que lo catapultó en el Parma de Italia, pero que resultó siendo la peor medicina para su carrera: el vallecaucano gastó más de lo que ganó, quebró y hoy en día está jugando en Perú.

Parágrafo aparte merece Teófilo Gutiérrez, uno de los mejores delanteros de la historia reciente de nuestro fútbol, pero a la vez el divo criollo. Insultos a la hinchada de Boca en el mítico estadio La Bombonera, trompadas con compañeros de equipo, faltazos a entrenamientos y expulsiones injustificadas, denotando cierta inmadurez.
Pero, ¿es este un fenómeno netamente local?

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El fútbol, motivo de alegrías, tiene que ser visto como tal, por lo tanto, es indispensable a un jugador como Ronaldinho. Actualmente en el Flamengo de Río de Janeiro, quien después de una exitosa carrera en el Barcelona español es uno de esos crack que no volveremos a ver en años. Se reconoce su talento, pero sus noches de parranda en España, sus escapadas a París, su conocida casa de burlesque en Brasil, contrastaron durante toda su carrera con la infinidad de éxitos deportivos que cosechó.

Ahora, lo que dicen sus defensores es que jugadores como él sí que le dan color a este hermoso espectáculo como lo es el fútbol. Después de ganar un mundial de selecciones, una Copa de Europa y la Liga de España, ¿Cómo prohibirle tomar un par de cervezas y tocar tambores por horas durante un carnaval?

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" No dormía porque en Madrid hay mujeres muy bonitas". Antonio Cassano.
Tener fama tiene su precio, y si hay un jugador que lo tuvo claro, ese fue "Il Bambino". Cassano dió el salto deportivo más grande de su carrera al salir campeón con la Roma de Italia rumbo al poderoso Real Madrid de España. Y fue ese el momento justo donde aprendió lo que realmente tiene implícito triunfar en el deporte rey.

Trago, mujeres, fiesta, resacas y desorden, son las palabras más apropiadas para resumir el paso de Antonio por el equipo ‘merengue' de la capital española. Este es el claro ejemplo de como un jugador de fútbol despilfarra su fortuna y aprovecha su éxito.

Por supuesto, es necesario hacer un llamado a la reflexión a los que tanto endiosan a estos jugadores mecanizados y que dedican su vida a entrenar, concentrarse, encerrarse en un hotel y pasar horas en un gimansio. No hay que olvidar que pese a todas las pasiones que despierta el fútbol, no deja de ser entretenimiento, y que la idea sencillamente es disfrutar.

Por eso, para recordar, las gambetas de un Ronaldinho enguayabado, las definiciones de un Cassano que nunca llegó temprano a entrenar, la velocidad de un Franck Ribery que tenía sexo con frecuencia con prostitutas, las atajadas de un rockero como Germán Burgos y al mejor gol del mundo de toda la historia de los mundiales, de un tal Diego Maradona que alguna vez dio positivo por cocaína.

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Polémicos, auténticos y únicos, pero hacen parte del fútbol y del espectáculo, ¿el problema? Su constante reincidencia. Como lo mostró alguna vez Mario Balotelli en su camiseta en un clásico de Manchester, después de haber incendiado su casa el día anterior: ¿Por qué siempre yo?

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