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Barcelona “aplastó” al Atlético de Madrid en la Copa del Rey

En condición de visitante y con todo el brillo del argentino Lionel Messi, la escuadra azulgrana goleó 1-3 y prácticamente aseguró su boleto a los cuartos de final del torneo. Desde ya, el duelo de vuelta parece de trámite.

Ello por el resultado y por la diferencia actual entre ambos conjuntos, demostrada el martes en la ida, en la que los rojiblancos nunca tuvieron opción. Ni con once, ni con diez jugadores, cuando Heitinga fue expulsado en el minuto 55.

De entrada, la baja del argentino Sergio 'Kun' Agüero por una faringitis, aunque tampoco iba a ser titular por decisión técnica del mexicano Javier Aguirre, o la suplencia de Ujfalusi ya parecían una ventaja para el Barcelona, que, por mucho que Josep Guardiola diera descanso a Eto'o, Víctor Valdés o Xavi y contara con las ausencias de Puyol, Márquez y Hleb, tiene un plantilla amplísima.

Sin esos futbolistas, muchos de ellos claves en la imparable trayectoria azulgrana esta temporada, el equipo del Barça era de máximas garantías. Estaban el argentino Messi, Andrés Iniesta, Bojan Krkic, el brasileño Dani Alves o el marfileño Yaya Touré, aunque Guardiola prescindió en el once del francés Thierry Henry.

El Atlético, a pesar de la importantísima ausencia de Agüero, también tenía argumentos en ataque con el argentino Maxi Rodríguez, el portugués Simao Sabrosa y el uruguayo Diego Forlán, pero con las dudas que ofrece su fragilidad defensiva, esta vez sin Ujfalusi, el más regular de su zaga y relegado al banquillo.

Por ahí, por su zona de atrás, le surgen muchos problemas al conjunto rojiblanco. Ya sea en la salida del balón, en los saques de esquina -Coupet salvó el 0-1 con un paradón a remate del malí Keita- o en las jugadas rivales, como la que dio ventaja al Barcelona a los once minutos de partido.

Una pared en la banda derecha entre Messi y Alves le bastó para desmontar a la defensa local y dejar solo al extremo argentino. No dudó con un disparo raso para batir a Coupet. El 0-1 dejó en anécdota el prometedor arranque anterior del Atlético, con tres ocasiones fruto de la movilidad de Forlán y la rapidez de Simao.

Y ahí, con ventaja en el marcador, el Barcelona, dueño absoluto del centro del campo, jugó con el balón (el Atlético corría tras él y no daba tres pases seguidos). Con su precisa, y desquiciante para el rival, movilidad de la pelota vivió una transición plácida hacia el descanso, sólo alterada por un disparo aislado de Maniche.

No cambió el partido en el inicio de la segunda parte. El Atlético, sin opción, asumió su inferioridad, aún más cuando un centro de Dani Alves por la derecha acabó en penalti. Lo cometió el holandés Heitinga por enésima vez este curso cuando Messi acudía a un remate cómodo para el 0-2. El argentino no falló la pena máxima.

Ese gol dejó al equipo rojiblanco, que además se quedó con un hombre menos por la expulsión del central holandés, aún más impotente ante la precisión y el talento del Barcelona y provocó la bronca de buena parte del público, que incluso gritó durante unos segundos contra el mexicano Javier Aguirre, técnico local.

Sólo la entrada del argentino Ever Banega dio claridad al juego del equipo rojiblanco, aún sin demasiada brillantez pero suficiente por lo menos para plantar algo de cara al conjunto azulgrana, sobre todo cuando el checo Tomas Ujfalusi, que había entrado al campo minutos antes, dio esperanza al Atlético con el cabezazo del 1-2.

Era una ilusión ficticia, que aumentó con una ocasión de Maxi Rodríguez detenida por Pinto, pero que desapareció con una genial jugada posterior de Messi, que tras regatear a tres rivales lanzó un disparo al larguero -recibió los aplausos del Calderón- y que, en la siguiente acción, dejó sentado a Coupet y firmó el 1-3.

Fue su tercer gol y una exhibición más de la superioridad del Barcelona, que ya tiene un sitio reservado en los cuartos de final de la Copa del Rey ante un Atlético que, a la espera del duelo de vuelta de dentro de una semana en el Camp Nou, saborea su eliminación del torneo.

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