Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Gol Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

Kelly Quiceno, apasionada por los tatuajes y garantía defensiva para el Independiente Medellín

La jugadora del Independiente Medellín, Kelly Quiceno, es nuestra invitada especial en la sección de Gol Caracol 'las cracks del fútbol femenino'.

Kelly Quiceno, jugadora de Independiente Medellín
Kelly Quiceno, jugadora de Independiente Medellín.
Instagram: @dimoficialfemenino

La liga del fútbol colombiano femenino entró en su fase definitoria y el próximo 5 de junio se jugarán los partidos de vuelta de los cuartos de final. Precisamente, uno de los enfrentamientos más atractivos es el de Atlético Nacional e Independiente Medellín, que empataron en su primer duelo (1-1).

Y, por esta razón, Gol Caracol contactó a Kelly Quiceno, referente actual del Medellín en la zona defensiva y que también tuvo paso por Atlético Nacional, para hablar en detalle del Clásico Paisa y de su carrera deportiva.

De entrada, Quiceno habló de sus primeros pasos en el fútbol y dijo: "Es muy gracioso porque casi siempre el papá es el futbolista de la casa y pues el mío sabe mucho, pero jugando se cae solo (entre risas). La que jugaba era mi mamá, ella era defensa y la invitaban a torneos. Cuando yo tenía entre siete y ocho años también veía jugar a mi hermano, pero en ese momento no era muy viable intentarlo porque no se le ponía mucha atención al fútbol femenino. Luego, un día le dije a mi papá que quería jugar, fui a presentarme a un equipo y me fue muy mal porque no era capaz de patear el balón. Entonces, me metí a jugar voleibol y lo hice durante mucho tiempo, pero no dejaba de pensar en el fútbol", mencionó inicialmente.

Publicidad

De hecho, Quinceno continuó practicando en paralelo con su hermano hasta que luego tomó la decisión de meterse de lleno en este deporte.

"Yo jugaba un juego que se llama ‘arco a arco’ con mi hermano y ahí aprendí a patear duro. Después, jugué con un equipo de barrio en el que solamente habían niños, pero me daba mucha rabia porque la entrenadora me ponía a jugar con los más pequeños ya que no quería que me aporrearan. Cuando tenía 15 años comencé a jugar en la Liga de Antioquia y después me presenté con otra amiga en la Selección Medellín. Terminé pasando y ahí inició mi proceso para ser profesional en este deporte", mencionó.

Publicidad

Entonces, en 2016 llegó su primera chance para hacer parte de un equipo profesional, pero alcanzar esta meta no fue nada fácil. Incluso, tuvo que renunciar a su anterior trabajo.

"Yo empecé a jugar con el Deportivo Pereira, pero no fue fácil llegar hasta allá porque yo he trabajado desde muy joven y por aquel entonces estaba en una fábrica de bordados. Entonces, cuando se abrieron las convocatorias para el Pereira, un día le llevé la maleta a una amiga que se iba a presentar y al final me convenció para ir. Le pedí permiso a mi jefe de la fábrica, pero él me lo negó y al final tomé la decisión de renunciar".

Y agregó: "Nos fuimos y llegamos a una especie de finca que le habían prestado a la amiga mía que me convenció de ir, pero allá no habían camas y nos tocó dormir en el suelo. Al otro día, fue la convocatoria y al principio me senté en la tribuna porque no había hecho el proceso de inscripción hasta que uno de los entrenadores preguntó si había alguna de nosotras que jugaba de central y yo dije que sí. Luego de cinco minutos me cambiaron de posición y jugué de volante cinco. Me fue bien y fui la primera que eligieron, pero no acepté porque nunca había salido de mi casa. Al otro año, se volvió a dar la oportunidad y debuté con el Pereira en la primera liga femenina".

Publicidad

Posteriormente, jugó en Atlético FC, Deportivo Cali y Tauro FC, de Panamá, donde cosechó varios triunfos y también un país en el que despertó su pasión por los tatuajes.

Publicidad

"En Atlético de Cali viví una etapa dura porque no ganaba mucho dinero, tampoco tenía casa-hogar y el equipo no era muy bueno. También tuve algunos encontronazos con el técnico y, además, me tuve que ir a vivir con una de mis compañeras en un lugar muy pequeño. Recuerdo que dormía en el suelo y solamente almorzaba o comía. A pesar de todo, esa experiencia me ayudó a crecer a nivel personal y a valorar más las cosas (...) Posteriormente, el profe Álvaro Herrera me llamó para ir al Deportivo Cali y ahí fue el equipo en el que me terminé de formar como futbolista y referente para las rivales. Después de dos años en el Cali, se dio la oportunidad de jugar en Panamá, donde fui campeona con Tauro FC. Además, fui goleadora jugando como volante y también me eligieron como mejor jugadora en la última temporada que estuve allá. En su momento le dije a mi mamá y mi pareja que quería empezar a tatuar y un día de desparche en Panamá compré una máquina y empecé a practicar tatuando cáscaras de banano y naranjas. Realmente, aprendí a tatuar así y viendo videos. Ahora voy a comenzar un curso más profesional de tatuajes", comentó Quiceno, quien tiene 69 tatuajes.

En 2021 fichó por Atlético Nacional y después llegó a las toldas de Independiente Medellín, equipo con el que espera resaltar en este cierre de torneo.

"Siento que un clásico no se juega, se gana. Me parece que el equipo más fuerte mentalmente es el que al final se hará sentir. Será un partido de ‘toma y dame’ porque en ambos equipos hay buenas jugadoras. También hay que demostrar jerarquía en este tipo de partidos (...) Para nadie es un secreto que Daniela Montoya es una de las jugadoras que más mueve a Nacional y su ausencia para el partido de vuelta podría afectar a su equipo. Sin embargo, también hay otras jugadoras que pueden hacernos daño. En nuestro caso, debemos salir a jugar tranquilas y con mucha convicción. Creo que eso es lo más importante", concluyó.

Publicidad

Ahora, Quiceno y el resto de sus compañeras terminarán de prepararse para enfrentar a su rival de patio el próximo martes 5 de junio, a partir de las 7:00 p. m.

Por: Jacobo Olivares
En Twitter: @JacoboOlivares7

Publicidad

  • Publicidad