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Jupp Heynckes quiere repetir historia con el Bayern Munich

El entrenador que le regaló al Real Madrid la séptima Copa de Europa está decidido a conquistar su segundo triunfo en la Liga de Campeones y el quinto título para el Munich.

Heynckes regresó al Bayern equipo con el que había ganado dos veces la Bundesliga a finales de los años ochenta a comienzos de esta temporada después de un largo viaje que lo había llevado a equipos como el Athletic de Bilbao, el Tenerife, el Madrid, el Bénfica, el Schalke o el Bayer Leverkusen.

Incluso, años antes de volver al Bayern, Heynckes había anunciado su retirada y pocos pensaban que algún día se le volviera a ver en los banquillos.

Su regreso comenzó al final de la temporada 2008/2009 cuando, tras el fracaso del experimento que realizó el Bayern con Jürgen Klinsmann, el presidente del club, Uli Hoennes, le pidió a Heynckes, a quien le une una amistad personal, que se encargara del equipo en los últimos partidos de la temporada para tratar de salvar al menos la clasificación a la Liga de Campeones.

Heynckes aceptó, cumplió y recomendó a Hoennes al holandés Louis van Gaal como su sucesor. Cuando la llegada de Van Gaal a Múnich ya era un hecho, Heynckes sintió que el banquillo todavía lo llamaba y aceptó una oferta del Bayer Leverkusen.

Bajo el mando de Heynckes, en su segunda temporada, el Leverkusen se clasificó a la Liga de Campeones como subcampeón, por debajo del Borussia Dortmund y por encima del Bayern, que fue tercero, y que, en medio de una crisis que empezó por malos resultados y se profundizó con decisiones controvertidas de Van Gaal, decidió prescindir del holandés.

A diferencia de Van Gaal, y de algunos otros entrenadores en Europa, Heynckes no pretendía dar la sensación de haber inventado el fútbol y no llegó a Múnich en plan de imponer un proyecto personal ni un sistema propio sino que asumió lo que había y trató de sacar de ello el mejor partido posible.

De hecho, Heynckes aceptó lo bueno de la herencia que había dejado Van Gaal.

No cambió el sistema y siguió jugando con el 4-2-3-1 que había impuesto el holandés, sacó provecho, agradecido, de jugadores como Holger Badstuber y Thomas Müller que su antecesor se había sacado de la manga y mantuvo la filosofía de tratar de imponerse en los partidos con base en el dominio territorial y la posesión de pelota.

Heynckes partió de lo que había introduciendo modificaciones en aquello que no había funcionado en los últimos meses y que ante todo tenía que ver con el aspecto defensivo, descuidado bajo el holandés que no se imaginaba una situación en la que fuera el equipo contrario el que tenía la pelota.

Pese a algunos partidos -la final de la Copa de Alemania fue lo más dramático en la que el Bayern cayó por 5-2- y algunos errores puntuales en otros compromisos, es claro que bajo Heynckes el comportamiento defensivo mejoró notablemente.

De hecho, el equipo, con 22 goles encajados, tuvo la defensa menos débil de la Bundesliga. Eso es algo que en parte puede deberse a las intervenciones del meta Manuel Neuer, pero también es claro que hay todo un trabajo del equipo en ese sentido.

Otro aspecto que lo diferencia de Van Gaal es el trato que le da a los jugadores y al entorno. Heynckes no genera conflictos sino que intenta resolver los que surgen y no agranda los problemas sino que les quita hierro con la serenidad de un hombre que a los 66 años parece estar por encima del bien y del mal.

Esa serenidad parece contagiosa y le ha ayudado al Bayern a soportar una segunda temporada hasta ahora sin títulos sin que se disparen exageradamente las alarmas.

Si gana al Bayern, Heynckes se uniría a Ottmar Hitzfeld (Borussia Dortmund y Bayern), Ernst Happel (Feyenord, Hamburgo) y José Mourinho (Oporto e Inter) en el grupo de entrenadores que han logrado el título con dos equipos diferentes.

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