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Robben por fin tocó el cielo con el Bayern tras una carrera de altibajos

El holandés Arjen Robben conquistó un lugar de honor en la historia del Bayern, con el gol de la victoria en la final de la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund.

Robben llegó al Bayern en 2009, procedente del Real Madrid, y en su primera temporada, a las órdenes del holandés Louis van Gaal, fue el jugador más importante del club bávaro.

Los goles de Robben, con frecuencia con su típico recorte hacia el centro, desde la banda derecha, para rematar luego con la zurda, se convirtieron en uno de los productos de marca de aquel Bayern.

La primera temporada de Robben se cerró con doblete y, en un año que no fue bueno para el francés Franck Ribery, él fue sin duda la máxima figura del Bayern.

La final de la Liga de Campeones de aquel año, perdida contra el Inter de Mourinho, no fue un golpe demasiado fuerte en medio de una temporada en la que el Bayern, comandado por Robben, había recuperado el buen juego y el éxito.

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Sin embargo, vino luego el Mundial de 2010 que Robben jugó con Holanda y del que volvió lesionado. Además, Robben regresó con el estigma de haber fallado una gran ocasión de gol en la final contra España, lo que sería el comienzo de una leyenda negra que lo presentaba como un jugador que fallaba en los momentos cruciales.

La segunda campaña de Robben estuvo marcada por sus dificultades con las lesiones y, además, como todo el equipo, el holandés sufrió ante un emergente Borussia Dortmund que había descubierto la forma de jugarle al Bayern de Van Gaal, que se mostró intratable ante los otros equipos y que terminó ganando la Bundesliga.

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Ante el Dortmund, Robben, doblado siempre que recibía la pelota al igual que Franck Ribery, terminaba por desaparecer de los partidos. Otros equipos intentaron copiar esa fórmula y el juego del holandés empezó a hacerse menos letal.

Van Gaal tuvo que marcharse del Bayern y llegó Jupp Heynckes. El Bayern tuvo una buena temporada pero la del Dortmund fue mejor: la cerró con el doblete. El Bayern llegó a la final de la Liga de Campeones y la perdió ante el Chelsea, por penaltis, después de que Robben fallara una pena máxima en la prórroga que hubiera decidido el partido.

Antes de esa final, en un encuentro clave contra el Dortmund en el que el Bayern hubiera podido sentar las bases para disputarle a su rival el título de la Bundesliga, Robben ya había fallado desde los once metros.

Esos dos errores convirtieron al héroe de la temporada 2009/2010 en el villano del ejercicio 2011/2012. Además, surgió una discusión sobre su estilo de juego y su personalidad. Se le acusaba de ser demasiado egoísta. Y eso le afectó tanto que muchas veces, cuando podía y debía rematar, intentaba buscar un compañero para acallar las críticas.

En su cuarta temporada, de repente Robben terminó en el banquillo. Toni Kroos se había impuesto como número 10. En algún momento en que Robben estuvo lesionado, Thomas Müller, a quien Kroos había desplazado al banquillo, aprovechó la ocasión y se ganó el puesto en la banda derecha.

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Para que Robben volviera al primer equipo, hizo falta una lesión de Kroos. Aunque antes, hay que decirlo, ya había aprovechado una baja de Ribery por sanción en cuartos de final de la Copa de Alemania, justo ante el Borussia Dortmund, para hacer un buen partido y marcar el gol de la victoria.

Parte del mérito de Robben fue aguantar con humildad sus meses en el banquillo y mostrar, tras la lesión de Kroos, que podía volver a aportar mucho.

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Ayer, en la final de la Liga de Campeones contra el Dortmund tuvo más de una ocasión, en dos de ellas pudo hacer pensar que seguía siendo víctima de la inseguridad que pareció acosarlo tras la final del Mundial de 2010. Pero llegó la ocasión decisiva y no falló.

El penalti fallado ante el Chelsea es historia. El gol que tenía que hacer Robben era ese gol agónico de Wembley. a pase justo de Franck Ribery, un jugador con el que no siempre se han entendido fuera del campo aunque ahora parece que todas las asperezas están limadas.

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