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Mano Menezes, víctima de la larga sombra del Maracanazo

El seleccionador brasileño perdió el cargo a un año y medio del Mundial de 2014, por el temor que le faltara pulso para evitar un nuevo fracaso del país del fútbol siendo anfitrión.

El técnico de 50 años fue contratado en agosto de 2010 debido a que la directiva de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) lo consideró entonces como un hombre con pulso firme, preparado para aguantar el timón de Brasil y guiar el equipo a su sexto título, pero la presión fue excesiva.

Menezes, con su estilo casi siempre conciliador, cedió a las presiones de la prensa, de los clubes y de los mandamases de la CBF en las convocatorias, lo que le ha granjeado fama de ser voluble y de tener menos personalidad de lo que se le creía para dirigir uno de los banquillos más sometidos a presión del mundo.

La última concesión de Menezes fue la convocatoria del goleador Fred para los últimos amistosos contra Argentina, después de que el jugador se hubiese quejado en público por sus ausencias de la selección, lo que se recibió como una afrenta al técnico.

El seleccionador también se ablandó con Marcelo y le perdonó meses después de la polémica surgida por una supuesta maniobra del lateral del Real Madrid para no jugar un partido amistoso.

Menezes también fue el blanco de las críticas del exfutbolista Romario, quien le acusó públicamente de convocar algunos jugadores por motivos económicos, para inflar su precio en el mercado de fichajes, como podría haber sido el caso de Hulk.

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La volatilidad de Menezes se plasmó en que probase 102 jugadores desde su debut en agosto de 2010, sin haber conseguido armar un equipo fijo hasta hace poco tiempo.

El despido de Menezes se produjo justo en el momento en el que la selección parecía estar más estable, con una alineación titular más o menos fija, y una racha de buenos resultados, aunque siempre ante equipos de segunda categoría.

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No obstante, el mundillo futbolístico de Brasil le achaca que la selección no ha conseguido desplegar el buen juego de antaño ni ha sido competitiva ante las selecciones de primer nivel mundial.

Luiz Antonio Venker 'Mano' Menezes no fue la primera opción de la CBF para sustituir a Dunga en 2010 y solo fue contratado después de la negativa de Muricy Ramalho.

Antes de dar el sí, Menezes tan solo destacaba en su corto currículo el ascenso del Corinthians a primera división, el título de la Copa de Brasil de 2009 y el campeonato regional de Sao Paulo de ese mismo año.

Licenciado en Educación Física y profesional desde 1997, Menezes también ganó tres campeonatos regionales de Río Grande do Sul, su estado natal, una de ellas con el humilde Guaraní, su primer equipo, y otras dos con el Gremio, club que le abrió las puertas del Corinthians.

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En el banquillo del Corinthians aguantó el peso de una de las aficiones más exigentes del país y consiguió formar un equipo ganador basado en el orden defensivo y la eficiencia de cara al gol, valores que ha continuado defendiendo en la selección, por lo que nunca llegó a agradar a los aficionados del juego bonito.

Oriundo de Passo do Sobrado (Río Grande do Sul) y fiel representante de la espartana escuela de técnicos del sur de Brasil, Menezes está lejos de ser un esteta y, dada su formación académica, siempre estuvo muy preocupado con la práctica y con el orden en la cancha.

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Ante los micrófonos, siempre tuvo un aire doctoral y le gustan las largas argumentaciones para apoyar sus decisiones en la cancha, mientras que con los jugadores siempre trató de ser conciliador a pesar de aparentar que no toleraba indisciplinas.

El banquillo de la selección brasileña supuso demasiada presión para el entrenador que todos los días le tocaba escuchar que es inconcebible que se repita un fracaso como el del Mundial de 1950, cuando Uruguay derrotó a Brasil en la final del Maracaná de Río de Janeiro.

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