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Luis Aragonés, héroe de España, es recordado por sus polémicas frases

El ‘Sabio de Hortaleza' falleció a los 75 años de edad, pero sus palabras siempre vivirán en la memoria de los amantes del fútbol.

"No pasa nada, queda un segundo partido, no quiero caras tristes", les dijo Luis Aragonés a unos compañeros desconsolados en el vestuario del estadio de Heysel (Bruselas) la noche del 15 de mayo de 1974, después de que Schwarzenbeck igualase en el minuto 119 el tanto del "Zapatones" en el 114 (1-1) y que dejaba al Atlético sin una Copa de Europa que ya acariciaba con las manos.

Fue Luis, autor de un tanto glorioso, de golpe franco, seguramente el más recordado en la historia del club rojiblanco, el único que mantuvo la calma después. Aragonés llevó el éxtasis a la afición después de batir con maestría a Sepp Maier, del Bayern Munich, mejor cancerbero del mundo en esos momentos.

Luis trazó una parábola con el balón que dejó boquiabiertos a todos. A los muniqueses de incredulidad y a los rojiblancos de felicidad, aunque fuese momentánea.

Aragonés, que meses después pasaría a ser entrenador del Atlético, dio una lección de serenidad a sus compañeros. Ninguno de los que allí estuvieron lo olvidará nunca. No se ganó el segundo partido, disputado dos días después en el mimo escenario, pero Luis dejó para la posteridad sus dotes, tanto de enorme futbolista, como de una personalidad de iguales dimensiones.

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Arisco en el primer contacto, pero cariñoso y entrañable cuando se le conocía, muchas de sus frases han quedado grabadas para siempre. Estas son algunas:

"Les voy a decir una cosa, hemos perdido, pero el próximo partido tenemos que ganar como sea. Y les voy a decir otra cosa, no quiero a nadie en el hotel. Váyanse todos por ahí a tomar algo". (Después de perder un partido en Las Palmas con el Atlético 3-0).

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"Le voy a meter el dedo en el culo".

"Hoy voy a salir yo. Voy a tomar algo esta noche", Peinándose en el vestuario del Atlético para que lo escuchasen sus jugadores y no saliesen ellos por si los descubría.

"Yo tengo sesenta y tantos años y no me sale, pero aquí está Marina (segundo entrenador) que les va a enseñar", ensayando el disparo de faltas en un entrenamiento. "¿Ven?, pues este no tenía ni puta idea. A éste e he enseñado yo", después de marcar Marina una.

"Yo no necesito más amigos, ya conozco a mucha gente".

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"Salgan y cómanselos. Entiendo mucho de esto y es nuestra oportunidad, la de darles en su propia casa. Hay 50.000 de los nuestros ahí fuera que sólo quieren una victoria". A sus jugadores antes de la final de la Copa del Rey de 1992 ante el Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu.

"Me gusta más el mote de Zapatones que el de Sabio porque no sé nada".

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"Me gustaría que la selección tuviera un nombre, una identidad. Igual que Brasil es la canarinha o Argentina la albiceleste, me gustaría que España fuera La Roja".

"Forman ustedes un grupo excepcional. Si no llego a la final con este grupo es que soy un mierda, he organizado una mierda de equipo".

"Máteme usted pero no me mienta".

"Dígale de mi parte a ese negro que usted es mejor que él".

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"A mí me van a dar un ramo de flores, que no me cabe por el culo ni el bigote de una gamba".

"Tengo un amigo japonés que es sexador de pollos".

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"Al Rey lo conozco de cuando era Príncipe y tengo una anécdota con él. Una vez me entregó la medalla de oro deportiva y yo le dije: Rey, no sería mejor que nos diera un poco de dinero mensualmente. Y cada vez que le veo le pregunto: ¿cómo va lo nuestro? Y me responde: lo nuestro va bien pero sigue como está".

"Ganar, ganar, ganar, ganar, ganar, ganar, ganar, ganar, ganar y ganar, eso es el fútbol".

"Digo más veces vete a tomar por culo que buenos días".

"Las finales no se juegan, se ganan".

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