De acuerdo con L'Équipe, el delantero del
Mbappé había anunciado este lunes que se negaba a tomar parte en esa sesión, en desacuerdo con cierto tipo de empresas que pueden utilizar su imagen, sobre todo las que incitan al juego o a la mala alimentación.
En su comunicado, el jugador alertó que lleva tiempo queriendo cambiar la actual convención, que data de 2010 y por la que los futbolistas se ven obligados a ceder su imagen a determinadas marcas sin tener una aprobación de su parte.
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Pocas horas más tarde de este anuncio que enturbió aún más el ambiente de la selección, la FFF dio su brazo a torcer e indicó que se comprometía a revisar "en el plazo más breve posible" ese marco legal, cuando hasta ahora su posición era que no se modificaría hasta el mundial de Catar en noviembre.
El objetivo, según su versión, es establecer "un nuevo acuerdo que le permita asegurar sus intereses teniendo en cuenta las preocupaciones y las convicciones legítimas manifestadas unánimemente por sus jugadores".