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Real Madrid se complicó, pero venció 2-0 al Deportivo de la Coruña

Buen partido de la otrora 'bestia negra' de los blancos, que esta vez apretó, pero no pudo evitar una victoria del líder con goles de Isco y Benzema.

Una semana después de la goleada recibida por el Atlético y la fiesta posterior de Cristiano Ronaldo, provocó que se hablara de todo menos fútbol. La afición madridista acudió con la intención de pasar facturas y señaló a Carlo Ancelotti e Iker Casillas.

No hubo reproches para Cristiano, a quien se le puede señalar un error pero nunca acusar de falta de compromiso. Así lo entendió el madridismo que ya no le pasa una a su capitán, con una herida que jamás cicatrizará.

Los nervios se molieron en un arranque que marcaría la tarde. Si el duelo ante el Deportivo comenzaba bien, llegarían los aplausos. En caso contrario sería complicado brillar entre silbidos.

La obligación a reaccionar, llevó al Real Madrid a salir con fe y adueñarse del balón. Bale desequilibró desde el inicio, siempre superior al marcaje de Luisinho.

Pero esa superioridad inicial se fue apagando en un Real Madrid falto de autoestima, que el Deportivo aprovechó para empezar a tocar en zona de peligro.

No lo pensó y disparó. Lo intentó Oriol Riera, desviado. Cuenca inventó una pared con Lucas Pérez que acabó con un disparo que sacó bien Casillas. Cavaleiro y Cuenca buscaban las cosquillas a Marcelo y Arbeloa, y de un rechazo en la frontal del área, Borges buscó la escuadra y provocó el enfado de la grada con sus jugadores.

Tuvo que aparecer Isco para conectar con el tridente ofensivo, en el que estaba Cristiano rumiando su ansiedad por volver a brillar.

Lucas Pérez tuvo el último intento de un Depor que se fue evaporando. Disparó a las manos de Casillas antes de que el palo se aliara por primera vez con Fabricio.

Bale estuvo más generoso que nunca y consciente de la necesidad de goles de Cristiano, lo buscó siempre que desbordó con su elegante carrera. Dos amagues de Cristiano y zurdazo al travesaño.

Era el minuto 12 y el Real Madrid comenzaba a mostrar su pegada. Seis minutos después, fue Bale quien vio cómo su potente disparo se resistía de nuevo en el palo.

Se mascaba el gol con Benzema rondándolo sin acierto. Al tercer intento buscó asistir a Cristiano que en boca de gol no llegó por milímetros y vio cómo el balón caía a Isco que ya había desenfundado el arma de francotirador para ajustar su mirilla. Control de balón, cuerpo colocado para ajustar disparo al poste contrario y golazo.

Cristiano necesitaba brillar. Con gestos de ansiedad por una jugada en el que fue derribado dentro del área y el árbitro no señaló penalti, sumada a alguna decisión más que no entendió la afición, provocaron que los silbidos dedicados a Casillas se desviasen al colegiado.

Se esperaba goleada en la reanudación y el inicio del segundo tiempo dejó a todos estupefactos. El Deportivo dominó y sacó a relucir problemas de un Real Madrid partido, con cuatro atacando sin sacrificio defensivo de Bale, Cristiano ni Benzema, Isco corriendo por todos y el resto defendiendo la reacción blanquiazul.

Pudo empatar el equipo de Víctor Fernández pero esta vez el poste se alió con el Real Madrid. El costarricense Borges disparó un balón tras un córner que encendió las alarmas del coliseo blanco, porque segundos después, Casillas voló para salvar un testarazo de Oriol Riera.

El Real Madrid no carburaba, y añoraba a jugadores como James o Modric, futbolistas que dan ritmo e impiden que solo tres sean quienes ataquen y el resto miren mientras toman aire. A expensas totalmente de sus individualidades.

Benzema, escorado a manos de Fabricio, definió con calidad tras asistencia de Cristiano, ante la salida desesperada del portero gallego. Balón picado a la red como castigo al buen segundo tiempo del Deportivo.

El partido dejó a un líder que atraviesa por un momento bajo y que no tuvo la reacción de fuerza esperada

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