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Proyecto en Argentina pretende evitar más violencia en los estadios

Ser reconocidos como empleados del club por el cual simpatizan los llamados "barras bravas", ha sido la iniciativa que los hinchas argentinos quieren proponerle a la Federación Argentina de Fútbol (AFA) para evitar disturbios en los escenarios deportivos.

La curiosa iniciativa fue presentada por la ONG "Hinchadas Unidas Argentinas" (HUA), que agrupa a seguidores violentos de 43 equipos de la Primera División y de las categorías de ascenso del fútbol de este país y cuya formación se atribuye al Gobierno de Cristina Fernández, que lo niega tajantemente.

Marcelo Mallo, ideólogo y titular de HUA, explicó que el proyecto, que hace unos años se intentó implementar en el Independiente, consiste en capacitar a unos 50 integrantes de cada una de las hinchadas para que actúen como "guías acomodadores" en los estadios.

"Queremos ayudar a evitar la violencia, ordenando los accesos a las canchas o colocando gente en las gradas para que el público, por ejemplo, no arroje objetos al campo de juego o devuelva el balón inmediatamente", destacó Mallo, un dirigente político afín al ex presidente argentino Néstor Kirchner, esposo de Fernández.

Mallo insistió en que los seguidores "deberían ser empleados de los clubes" para cumplir esta actividad, que también incluiría la labor de "inculcar a los chicos que los hinchas están para cuidar a la gente y no para pelearse entre ellos".

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"Con este proyecto intentamos acabar con una historia de violencia y muerte que ya lleva muchísimos años", remarcó antes de aclarar que en la nota que se elevará a la AFA también se pedirá el regreso de Diego Maradona como seleccionador argentino.

"Es una actividad que muchas hinchadas hacemos desde hace muchos años, pero lógicamente no genera prensa y nadie la comenta", se quejó Mariano González, un ultra del Lanús que fue deportado por las autoridades de Sudáfrica cuando en junio pasado quiso ingresar en ese país para presenciar el Mundial.

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La ONG nació el año pasado y desde un principio la prensa la vinculó con el Gobierno argentino, cuyo jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, la descalificó recientemente al considerarla "un engendro" y "una catástrofe".

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