¡Se sufrió, se gozó y se disfrutó con la ‘tricolor’ juvenil. Desde el primer y el hasta el último día, la alegría, el colorido, la voz de aliento y el apoyo incondicional hacia los jugadores de la Selección Colombia Sub-20 en el hexagonal final del Sudamericano, por parte del público capitalino, no faltó.
En cada juego de esta parte del certamen fueron ese jugador número 12, y frente a Venezuela no fueron la excepción; los aplausos se hicieron sentir cuando se dio en el campo del estadio El Campín alguna jugada de fantasía por parte de los dirigidos por Héctor Cárdenas; aunque también predominaron alguno que otro lamento cuando dilapidaron una opción de gol frente a la portería venezolana.
El júbilo total se dio en el escenario de la capital de la República, cuando Alexis Castillo Manyoma y Jorge Cabezas se reportaron con sendos golazos. El asombro por parte del público en las gradas de El Campín fue total, que se cubrían los rostros de la impresión y no pararon de gritar el nombre de los protagonistas en cancha. En el banquillo técnico de la amarilla también hubo ‘el choca los cinco’ y los abrazos, como una gran familia lo haría cuando están orgullosos de los logros de un ser querido.
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Luego los coros que predominaron fueron los “ole, ole”, en cada pared o acción fantástica de los ‘nuestros’; fue otra ‘faena’ más de fútbol, de buen juego de los dirigidos por Héctor Cárdenas; evidenciando así el por qué se logró ese cupo al Mundial de la Indonesia.
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No faltó nunca el esfuerzo y la entrega por parte de los juveniles, en cada partido de este Sudamericano dejaron su entereza y determinación en el césped; demostraron que si todos ‘reman hacia un mismo lado’, la recompensa será ver ese ‘faro’ que los conduzca a buen puerto, con la marea a favor, y sin duda, la marea que nunca faltó fue ese ‘amarillo’ en las tribunas de El Campín.
De principio a fin fue un carnaval de fútbol, de pasión y alegría por parte de los futbolistas en cancha y también de los hinchas en las gradas.