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‘Pipi’ Romagnoli, un ídolo de verdad

Hoy en día, sobre todo en nuestro continente, es muy difícil que nazcan ídolos. Ni bien debuta un juvenil con algo de talento, los ojos de clubes asiáticos y/o europeos se posan inmediatamente sobre él y, al quinto partido, ya están presentando una oferta formal al equipo que lo crió. Las deudas que mantienen las instituciones de acá, más el sueño del futbolista por irse a ganar más dinero afuera, hacen que, en máximo un año, termine por emigrar.

En 1998, el modus operandi era otro. Por eso, Leandro ‘Pipi’ Romagnoli estuvo seis años en su querido San Lorenzo de Almagro antes de irse al Veracruz, de México, un país que, por lo general, paga sueldos europeos. Eso sí, antes de abandonar Buenos Aires, se consagró campeón del Torneo Clausura 2001, la Copa Mercosur del mismo año y la Sudamericana del siguiente. Además, obtuvo la Copa del Mundo con la Selección Argentina Sub-20. Todo eso entre sus 20 y 21 años. Del cuadro mexicano pasó al Sporting de Lisboa, donde ganó cuatro títulos. No obstante, después de cinco años por fuera de Argentina, ya él con 28, decidió regresar a Boedo. Ya era un ídolo, pero ese retorno fue el que más lo inmortalizó en el corazón de los ‘cuervos’. Y no tanto por volver, sino por la situación que le tocó enfrentar y a la que él, como todo un hincha, le puso el pecho sin peros. El 24 de junio de 2012, San Lorenzo estuvo a punto de irse a la B por segunda vez en su historia y Romagnoli estaba en la cancha con el número ‘10’ en su espalda. Al final, se salvaron del descenso directo y vencieron en la Promoción a Instituto, de Córdoba. Mientras el ‘Pipi’ estuviera, el ‘Ciclón’ no iba a dejar de ser de Primera. Dos años después, la situación era completamente inversa: San Lorenzo luchaba por levantar por primera vez en 106 años la Copa Libertadores, esa que siempre le había sido esquiva y era producto de burlas de los hinchas de los otros cuatro grandes. Durante ese torneo, a Romagnoli lo traicionó eso que siempre le había dado fuerzas para nunca desistir: su amor azulgrana. Después del empate 1-1 en Ecuador contra Independiente del Valle, el ‘Pipi’ fue suspendido por cuatro fechas tras discutir airadamente con el árbitro. Pero no todo terminó ahí. Volvió contra Cruzeiro en el encuentro de vuelta por los cuartos de final y, esa noche, vio la roja. Sin embargo, en esa ocasión, la Conmebol decidió no suspenderlo. Con San Lorenzo ya en semifinales, el certamen se interrumpió por el Mundial y Romagnoli debía incorporarse al Bahía, de Brasil, club con el que ya había firmado un precontrato. De cualquier manera, el ‘Pipi’ pudo arreglar su situación para que lo dejaran jugar con el ‘Ciclón’ los partidos que le faltara por la Copa. Los brasileños le concedieron ese permiso y finalmente, el 13 de agosto de 2014, pudo levantar el ansiado trofeo con la banda de capitán en su brazo izquierdo. Hasta ayer, Romagnoli estaba en Brasil, ya incorporado a su nuevo equipo, que, por cierto, le iba a pagar un sueldo que San Lorenzo no podía. Sin embargo, decidió dejar de lado el aspecto económico y rescindir con el Bahía para volver a ser ‘cuervo’. Una vez más primó el amor por la camiseta. El ‘Pipi’ es el único futbolista de la historia del cuadro de Boedo que ha conseguido todos los títulos internacionales que exhiben los azulgranas en sus vitrinas, siendo la Libertadores el más importante de todos. Justamente, sobre esa Libertadores, muchos hablan del Papa, de Tinelli, de Bauza y de la hinchada como responsables. Fueron importantes. Sí. Pero en la historia grande de San Lorenzo nada hubiera sido posible sin él, el que siempre dijo "presente" en las mejores y en las peores, el máximo ídolo, el eterno Leandro ‘Pipi’ Romagnoli. Twitter: @pabloriosg

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