Gerard Piqué
, que ocupó una plaza en el banquillo del
Barcelona
y se quedó sin jugar, se acercó al árbitro Jesús Gil Manzano al término del clásico frente al
Real Madrid
para protestar y pedirle explicaciones sobre algunas de las decisiones del partido que su equipo perdió.
Ronald Koeman, molesto con el arbitraje: "Es penalti clarísimo, pero tenemos que callarnos"
El defensa azulgrana, tras el pitido final, saltó al césped para hablar con el árbitro y, mientras intercambiaba impresiones con él, fue separado por Carlos Naval, delegado del Barcelona, que lo obligó a separarse de él y retirarse del terreno de juego.
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Las críticas que el Barcelona realizó al árbitro tras el partido fueron las relativas a un posible penalti de
Mendy a Martin Braithwaite
en la segunda parte, que
Ronald Koeman
calificó de "clarísimo", y los cuatro minutos de tiempo añadido, que a los jugadores azulgrana les resultaron pocos.