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Un Caño para el negocio que por ahora nos gana en Orsai

Orsai se despide, siendo acaso una de las mejores propuestas del periodismo independiente en los últimos años. Cuando Hernán Casciari soñó con una revista sin publicidad y sostenida únicamente por su inusual atractivo hacia lectores realmente dispuestos a pagar por una publicación excelsa por su calidad gráfica e intelectual, no alcanzó a imaginar lo que realmente creaba y que tiempo después marcaría un camino para nuevas propuestas similares. Aquello que parecía imposible logró tocar su techo. Aclamado por miles de lectores ávidos de líneas con profundidad y alternativas diferentes a lo cotidiano, de a poco logró ganarse un público que lo mantuvo sus primeros años. Sin embargo el paso del tiempo ha dejado al descubierto la inestabilidad económica de una publicación que depende únicamente de los ingresos de suscriptores. Ahora se inclina antes sus lectores y da la venia de agradecimientos que antecede a la retirada, pareciera que el haberse convertido en algo posible le quito por completo su encanto de inalcanzable, indicándole sin remedio, el mejor camino para decir adiós. La maravillosa revista Un Caño también anunció su retiro, por ahora es tiempo de una pausa, informaron en estos días con vestigios de nostalgia. “Estamos viviendo problemas económicos que no nos permiten una continuidad. Por el momento, el producto que hacemos dejó de ser atractivo para nuestros socios capitalistas”, comunicaron en su cuenta de Facebook. El mercado periodístico cada vez se hace más inentendible y rutinario, aquellas publicaciones que se atreven a competir con la buena escritura como premisa, sucumben sin piedad ante multinacionales que han vendido por años la información del impacto y las banalidades. Hecho que ha marcado generaciones que disfrutan del ‘vedetismo del periodismo’ como le llama el periodista y escritor argentino Walter Vargas a los contenidos que distraen de la verdadera realidad, dejando de lado cualquier espacio para propuestas con un poco más de profundidad. “Nos queda el consuelo de no haber transado nunca, de no haber negociado nuestros ideales para acomodarnos al interés de turno o a lo que supuestamente el gran público demanda. Nos vamos con la satisfacción de hacer la revista que queremos. Nos vamos con todas las ganas de regresar”, complementa el comunicado de Un Caño. En la revista escriben reconocidos periodistas como: Víctor Hugo Morales, Ezequiel Fernández Moores, Ariel Senosiain, Luciano Wernicke, Alejandro Fabbri, entre muchos otros. Justamente Fernández Moores, me comentó hace poco en una charla cómo el periodismo de la actualidad se ve sometido ante los intereses políticos y económicos de las empresas, dejándolo en muchos casos maniatado para informar con libertad por miedo a perder un gran anunciante o a una recriminación política. “El periodismo debería ser llamado ahora el quinto poder, ya que el negocio ha pasado a estar por encima de la información. Ahora el cuarto poder es sin duda el económico”, afirmó el destacado periodista y escritor argentino. Nos equivocamos al pensar que el periodismo es una fuente de entretenimiento y contenidos superficiales, que la mejor manera de hacerlo es brindando lo que la gente pide para así poder vender más. Hay quienes aún disfrutamos de una historia bien contada, una investigación destacada, un párrafo que informa al mismo tiempo que entretiene, una línea que hace pensar y de revistas como Orsai y Un Caño que hoy dicen adiós ya que el público no ha estado a su altura. La responsabilidad también recae en los periodistas, los que producen los contenidos y legitiman lo que ocurre en esta larga disputa contra lo banal. “Si nuestros textos decaen y se frivolizan, allí si nos rendiremos en la batalla”, sentencia Ezequiel Fernández Moores. Por: Daniel Santamaría Jaramillo. Twitter: @danielsaja03  

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